La magnífica idea de abrir la casa de todos a los vecinos

LA llegada de los emergente a los concellos patrios ha servido para convertir las nobles fachadas de los palacios municipales en improvisados muros reivindicativos de iniciativas (por supuesto) estupendas. Así, en Madrid se puede ver el Refugees welcome, lo mismo que en Barcelona o, durante un tiempo en A Coruña. Sin embargo, como las reivindicaciones son muchas, María Pita no se ha ceñido a un solo mensaje y se ha pasado por la violencia machista, por la retirada de la bandera de Europa y, ahora, por la reivindicación de la devolución gratuita de los terrenos portuarios. Es positivo que la que pasa por ser la casa de todos los coruñeses se muestre abierta no solo a mostrar en su fachada las reivindicaciones de los vecinos, sino que, además, ceda sin el más mínimo reparo el salón de plenos para la celebración de asambleas. Por ello, todo el mundo da por hecho que en breve, la casa consistorial lucirá una pancarta a favor del centro de salud de A Falperra y que sus vecinos podrán debatir sobre el particular sentados en el salón de plenos. ¿O no?

La magnífica idea de abrir la casa de todos a los vecinos

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