La Marea se resiente de las consecuencias del efecto okupa

La Marea se resiente de las consecuencias del efecto okupa

DEFINITIVAMENTE los okupas de Santiago, los de Eskarnio e Maldizer, no tienen nada que ver con los de A Coruña. Los de la Comandancia de obras son unos blanditos y los compostelanos unos radikais. La cuna cuenta, no cabe duda, y pasar de ser un niño de papá, fudamentalista de Lacoste y del o sea, o sea a un hipster antisistema provoca la misma alteración mental que una sobredosis de alucinógenos. De ahí que la facción santiaguesa ya haya tomado otra casona en la parte vieja sin que Martiño “2.0” Noriega haya movido ni una pestaña. Por aquí, en cambio, los okupas blandiblú se conforman con su guarida en las instalaciones militares, no piensan en expandirse –tentación puramente capitalista–, pero están socavando los cimientos de la Marea, nasía pa’ganá. El núcleo duro de la xente do común ya muestra rendijas e incluso concejales que hicieron sus pinitos como okupas –devaneos de juventud sin sueldo público ni despacho oficial–empiezan a lanzarse golpes al hígado. Al final, las consecuencias van a ser las mismas que provocaría una bomba que hubiese quedado olvidada en la Comandancia de Obras. FOTO: los okupas, listos para hacer pasillo a los mareantes | aec

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