Los mismos problemas que un partido de toda la vida

LOS emergentes, mareantes y demás especímenes (que para esto de los nombres le echaron mucha imaginación) prometieron en su génesis un nuevo modo de hacer las cosas. Nuevas formas para una nueva gente que se iba a apoderar de los centros de poder político. Nacieron como respuesta a la corrupción y eso que Iglesias bautizó como la casta. Y, ahora, apenas cuatro años después, ahí están, demostrando que son tan iguales como aquellos de los que renegaban, incapaces de gestionar y hasta apuñalando por un buen puesto en las listas. Anda la Marea Atlántica revuelta a cuenta de encontrar los nombres que acompañarán a Ferreiro en su candidatura y el problema es que los diez concejales conseguidos en las anteriores municipales se antojan ahora como un sueño imposible. Eso significa que hay menos puestos que garanticen el sillón y, lo que es más importante, el sueldo. Si a esto le sumamos que también hay que acomodar en esos lugares privilegiados a los amigos-asesores, el follón está montado. La solución pasa por agradecer los favores realizados y, como si de rugby se tratara, dar una patada a seguir...

Los mismos problemas que un partido de toda la vida

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