El peligro de que unha besta se cuele en el cupo de adopción

Es de sobra conocido que la concejala de Bienestar Vegetal, María García, biotopo pata negra, sufre un desarreglo del comportamiento que es justo la antítesis del síndrome de Diógenes. A ella no le gusta acumular basura en su casa, sino que le encanta que esté espallada pola Coruña adiante. Su despreocupación polo lixo es similar a que tiene por la flora. Le encanta que la ciudad esté a monte y todo lo más matar las malas hierbas –hierbas espontáneas, dice ella– con vinagre, con lo que en cuanto un coruñés pasea por una zona verde tiene la impresión de que se ha caído en una ensaladera. Pero entre tanta indolencia le quedan ratitos para interesarse por el goce de la fauna y cada año lanza una campaña de recogida de animales. No es mala iniciativa, como no lo es tampoco el objetivo de la actual: situar a la ciudad en el “sacrificio cero”. Mucho bicho habrá que adoptar para alcanzar esa meta, con el peligro de que se cuele máis duhna besta de dúas patas, porque ¡mira que las hay por aquí...! Y muchas de ellas con responsabilidades importantes, ¡eh!

El peligro de que unha besta se cuele en el cupo de adopción

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