El peligro de los presos políticos enxebres

Yolanda “la Yoli” Díaz no es mujer que haya nacido para andar sola polo mundo adiante. Durante una larga temporada formó una agarimosa pareja de hecho –de hecho político, ¡eh– con el ya octogenario Beiras –entonces aún no lo era– que cerraba todas sus comparecencias con un bico. Cuando se marchó a Madrid, andaba un poco perdida hasta que se ha enganchado con Tone Gómez-Reino, el pijo coruñés que para intentar ocultar sus orígenes firmó a favor de la liberación del sanguinario De Juana Chaos. Ambos van del ganchete a todas partes, conspiran juntos, malmeten juntos, maquinan juntos, intrigan juntos... claro, otra cosa no saben hacer y son felices. Pero ayer se ensució un poco esa alegría, puesto que un juez madrileño los citó como imputados por un supuesto delito de atentado a la autoridad cometido durante la concentración de los trabajadores de Alcoa ante el Congreso. Da miedo pensar en que puedan acabar en la cárcel. Señor juez, por favor, absuélvalos; por si no hubiese sido suficiente la matraca de los presos políticos catalanes, vamos a empezar ahora la de los presos políticos enxebres. Señoría, tenga piedad.

El peligro de los presos políticos enxebres

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