A la playa con cita previa

Pues conociéndonos el pedir cita previa para ir a la playa este verano tiene pinta de ser una de las pocas fórmulas que quizá funcionen. Todos sabemos que lo de los señores que tradicionalmente van a las siete de la mañana a plantar la sombrilla y estirar la toalla para garantizarse la primera línea iba a ser un juego de niños comparado con las batallas por hacerse con una parcelita. Y que habría quien no lograse pisar la arena en tres meses por falta de espíritu guerrero. Con la cita previa, al menos pueden tener una posibilidad. Claro que también dependerá de cómo se organice. Un turnomatic en cada acceso a la playa y un encargado de avisar por megafonía del número que toca sería una fantasía de Berlanga. Y con un buen montón de chiringuitos y foodtrucks para hacer tiempo se podría aprovechar para reactivar el sector hostelero. Lo que se dice un plan sin fisuras.

A la playa con cita previa

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