Una profesión que tendría futuro en Alemania

La afición de Angela Merkel a la fórmula 1 no debe de acumular aún muchos trienios. Los que han transcurrido desde que Sebastian Vettel corre por los circuitos a una velocidad cercana a la de la luz, que coincide con la época desde la que a Fernando Alonso le gusta ser prudente en las pistas. La canciller ha debido imaginarse que los conductores españoles son siempre comedidos y ha lanzado las redes para pescar maquinistas de tren dispuestos a emigrar. Cobrarán 3.000 euros al mes y su contrato será indefinido. No está mal la oferta. ¡Qué pena que se haya frustrado el asunto del relator!, como un día se le ocurriese a Baviera separarse de Alemania los españoles licenciados en esa materia –por supuesto, el título se lograría en una universidad privada– habrían recibido propuestas laborales millonarias. Cataluña siempre va por delante y el imperio la frena.

Una profesión que tendría futuro en Alemania

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