La reacción inevitable de toda (in)acción

La reacción inevitable de toda (in)acción

toda acción provoca una reacción. Una máxima física de primaria que parece que no conocían los mareantes coruñeses, que ahora ven como, por su desidia, uno de sus proyectos estrella se puede ir la garete. Desde el minuto uno de su llegada a María Pita, Ferreiro y los suyos hicieron del enfrentamiento con la Autoridad Portuaria su santo y seña. Tanto es así que, aún a estas alturas, siguen sin recepcionar la explanada de La Marina. Y, como lo suyo, sobre todo al principio, era sobre todo criticar, uno de sus proyectos comprometidos fue el de “humanizar” (que bonito suena), precisamente esa zona. Hablaron de más verde, de una pérgola y, al final, lo único que hicieron fue poner una barrera de bloques de granito a modo de bancos para evitar que más gente se cayera al agua, que sin lugar a dudas, también es una actuación muy humana. Su empecinamiento por mantener la pugna con el Puerto hace que todo siga igual. Eso o, a lo peor, cambiaron de opinión y ya les gusta la explanada. FOTO: explanada de la marina | aec

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