Renace el miedo al tránsito entre rejas

EL pequeño Nicolás, un auténtico mito en el arte del selfi –si pasase a papel todos sus autorretratos con famosos, la deforestación de la Amazonía alcanzaría una velocidad supersónica–, no sale de una y ya se mete en otra. Acaban de absolverlo de la acusación de injurias y calumnias al CNI y ya camina hacia el banquillo por falsificar su carné de identidad para que un amigo hiciese la selectividad por él. Le pueden caer hasta cinco años de cárcel. Hacer el tránsito de pequeño Nicolás a mayor Nicolás entre rejas, rodeado de tanto patibulario patilludo y tatuado, sería duro para él, que es todo un “caramelito”.

 

Renace el miedo al tránsito entre rejas

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