Rufián tira de la ubre

LA discusión de los músicos de la banda del Congreso sobre la pieza que tocarían en honor de Gabriel Rufián se resolvió en dos segundos: un pasodoble –“Rufián, eres el más grande, se ve que eres un charnego”, versión 3.0 del clásico “Marcial, eres el mas grande, se ve que eres madrileño”–. Lógico, pues es el más español de los republicanos catalanes; de hecho, la sangre de Sierra Morena que corre por sus venas aflora con mucha frecuencia y ya se sabe que esas maneras tan primarias no gustan nada en el exquisito mundo parlamentario. Pero también se puede decir de él que no es precisamente un hombre de palabra. Juró y perjuró que el 2 de octubre de 2017 dejaría de ser español, pero ya han pasado más de diecisiete meses de esa fecha y sigue sin cambiar de nacionalidad. Y qué bien le viene, porque los 8.000 euros que cobra al mes como diputado le han servido para comprarse en Sabadell una casa con dos plantas y garaje gracias a un préstamo hipotecario de 280.000 euros... vamos, como cualquier español.

Rufián tira de la ubre

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