Tanta cárcel ya afecta

MENUdA suerte tuvo Oriol Junqueras, el presunto hermano gemelo de Miguel Durán, el de la ONCE, con que el juez decidiese mantenerlo confinado en la trena. Allí llevaba una existencia la mar de tranquila y podía dedicar las 24 horas a su plan de vida favorito: ora et labora, es decir, a combinar las alabanzas al Señor y la Virgen de Montserrat con la redacción de su obra cumbre, “Cartas desde mi celda”. Eso ocurría sobre todo cuando estaba recluido en Estremeras, prisión dependiente del imperio, porque desde su traslado a Lledoners, que pertenece a la República, no sufre más que atrancos en el desarrollo de su ímprobo trabajo. Allí todo son visitas y fiestas que no hacen más que distraerlo. Pero lo peor de todo es que empieza a pagar las consecuencias de tan largo encierro y ya desvaría un poco de más. Ahora se compara con Sócrates, Séneca y Cicerón, que tuvieron oportunidad de huir y no lo hicieron para afrontar su responsabilidad. Justo lo contrario de Puigdemont. Es verdad que él se quedó y el expresident se fugó, pero un poco sí que ha exagerado con la comparación.

Tanta cárcel ya afecta

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