Toca cumplir una promesa

ISABEL Celáa va de hito en hito desde que Pedro “La sonrisa” Sánchez la nombró ministra portavoz. Sus ruedas de prensa en la Moncloa son una cadena de meteduras da pata. Se estrenó vendiendo como un guiño a la República de Cataluña la retirada de la supervisión bancaria, cuando no era más que un trámite automático al decaer el 155. Días después le dio por soltar una retahíla de cifras sobre el préstamo del Tesoro Público para financiar la extra de julio a los pensionistas y no dio ni una. Más tarde juró y perjuró que el Gobierno estudiaba personarse en el juicio del caso de La Manada; tuvo que salir la ministra de Justicia, Dolores Delgado, para aclarar que el procedimiento tiene sus normas y que es el fiscal quien tiene que actuar. Ahora ha admitido que el Ejecutivo ya no descarta adelantar las elecciones. “Nadie puede resistir más allá de lo razonable”, ha confesado. Ya se sabía que 84 diputados son muy pocos y aún parecen menos tras el portazo de los catalanes. Alá vai o plan de Sánchez para incumplir la promesa que hizo durante la moción de censura.

Toca cumplir una promesa

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