Todos los que no van a estar en las cenas

será que nos hemos hecho inmunes a las cifras o que estamos un sufriendo un brote, otro, de inconsciencia colectiva. Pero el caso es que estamos rasgándonos las vestiduras por las cenas de seis en Navidad, con dirigentes regionales casi dispuestos a promover la insumisión, mientras nos dan el dato de que hemos marcado el máximo diario de muertes por coronavirus de esta segunda ola. 537 personas que no van a sentarse a la mesa en esas cenas navideñas que tanto nos preocupan. Esas son las del martes. El fin de semana hubo otro medio millar. Las ganas de que esto acabe nos hacen olvidar que aún estamos inmersos en la pandemia y que solo con que se anuncie una vacuna el virus no va a desaparecer. En la carta a Papá Noel pidan sentido común.