Tone delante para que no se espante

Tone delante para que no se espante

TONE Gómez-Reino, el pijo coruñés que para intentar ocultar sus orígenes firmó a favor de la liberación del sanguinario De Juana Chaos, es un tipo de lo más peculiar. Su capacidad de fabulación –polo mundo adiante cuenta que de pequeño vivía en el barrio ¡obrero! de Riazor, afirmación que pone los pelos de punta a los que fueron sus vecinos en Maestro Mateo– es tan maravillosa como la que tiene para no hacer nada. Y así se pasó un montón de años en los Alpes rascándose la barriga –quienes le conocen bien aseguran que llegaron a sangrarle las yemas de los dedos–. Qué pena que no aprovechase para esquiar un poco, igual hasta habría salido un Paquito Fernández Ochoa 4.0 y nos hubiésemos librado de tener que aguantarlo en el Congreso, donde ocupa un escaño como podemita. Su gen de pijo tira mucho, tanto que ayer se sintió ofendidísimo al comprobar que la organización de Tecendo Litoral lo había relegado a un asiento en la segunda fila. Se enfadó de tal manera que cambió el cartelito de su butaca por el del delegado de la Xunta, Ovidio Rodeiro, que estaba en la primera hilera, y se sentó al pie de la mesa presidencial. El servicio de protocolo no sabía cómo disculparse con Rodeiro. Él se partía de risa. Faltó Gracita Morales preguntando si el señorito quería algo más. FOTO: tone, con yolanda díaz y eugenia vieito | quintana

Tone delante para que no se espante

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