Vidas demasiado paralelas entre el norte y el sur

celta y Deportivo parecen empeñados en vivir una especie de realidades paralelas, para desgracia de sus seguidores. Los dos máximos representantes del fútbol gallego deambulan por sus respectivas divisiones, dilapidando el crédito que les quedaba a cuenta de aquellos años en los que el resto de España miraba maravillada a esta esquina del mapa.

El precio de aquel milagro fue muy alto. Tanto que supuso la desaparición del Compostela. Ahora intenta resurgir de sus cenizas con otro nombre y otro proyecto, pero todavía se recuerdan históricas victorias en Sán Lázaro.

Como el del Superdepor. Campeón en dos ocasiones de la Copa del Rey, en tres de la Supercopa y con una Liga en su vitrina de trofeos, convertido en estos momentos por obra y gracia de una pésima gestión, en el colista de la división de plata y luchando por lograr la permanencia en ese pozo de Segunda del que tanto cuesta salir. Y desde la grada, todavía hay quien se acuerda de años y años de victorias frente al Real Madrid, al Barça, de las victorias por Europa y de las remontadas épicas en Riazor.

También el viejo continente vivió su momento de pasión por el Celta, cuando los vigueses paseaban con orgullo el nombre de Galicia por toda Europa, con jornadas épicas que serán muy difíciles de olvidar. El triunfo en la Intertoto fue el que abrió la puerta que nunca se debió cerrar.

Ahora, en la ciudad olívica intentan que las luces de Abel Caballero no cieguen a los jugadores en la definición de su objetivo, conseguir cuanto antes la permanencia y dejar de coquetear con el descenso. Es cierto que el fútbol es solo un deporte y que no hay que darle más transcendencia. Pero, cuánto más felices eran los lunes cuando nuestros equipos acostumbraban a ganar. Aunque ya cueste recordarlo.

Vidas demasiado paralelas entre el norte y el sur

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