DE SUBSTANCIA TÓXICA

La actual muestra en Moretart de Manuel Suárez (A Coruña, 1972), “De substancia tóxica”, está en las antípodas de la obra de su última exposición,“Blanco María”; donde dominaba la monocromía de los blancos, mientras que ahora el color, que ya usaba en su época figurativa, ha vuelto a tomar protagonismo; no obstante hay un hilo conductor que es la persistencia en la abstracción informalista, si bien en su variante del expresionismo abstracto. Expresionistas son el tratamiento de la materia que se adensa en espesores de relieve, el trazo agitado, la mancha expansiva y el uso de los contrastes. El mismo título remite a una experiencia de los materiales, como los plásticos, en su vertiente menos amable, en su calidad de desecho, de resto contaminante, pero de los que aún así se puede obtener notable belleza, gracias a la magia combinatoria de las gamas cromáticas y a la armonía compositiva. Lo deleznable adquiere, de este modo, por obra y gracia de la manipulación artística, un valor estético y lo “tóxico” se transmuta en puro deleite. Sentimos ese disfrute genuino al contemplar esta obra; es como si, de pronto, los tanteos anteriores del pintor se diluyeran y todas la compuertas de la creación libre, viva, gozosa, se le abriesen y encontrase ahí el venero de los irradiantes matices que van tiñendo el negro chapapote y los días grises de felices verdes, y alegres dorados, y luminosos carmines y azules turquesa que viajan sobre los transparentes plásticos en busca de la redención. Que, en suma, redimirse y redimirnos de la mediocridad es la más alta tarea que compete al arte, entonces “os restos/ da dor fosilizada” (que cantó Dores Tembrás) sirven de sustento a las operaciones de la magna mater en pro de la transfiguración.

DE SUBSTANCIA TÓXICA

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