Fernando Pereira: coruñés universal

Aún resuenan en su idolatrada Coruña los ecos laudatorios de la última exposición pictórica de carácter monográfico que Fernando Pereira, eximio pintor, coruñés de pura cepa y gallego universal, ofreció a sus paisanos y amigos en esta Marineda de sus ilusiones y afanes. Una gigantesca y bien organizada muestra retrospectiva que Fernando brindó a los coruñeses durante gran parte de diciembre y enero. De este dinamizador del arte de Apeles ya se ha dicho todo. Y todo bueno. Curiosamente, es de los pocos magos del pincel y los colores en cuya bondad y puro arte coinciden, de manera positiva, crítica y público.

Tiene razón la vicepresidenta de la Diputación de La Coruña, Mariel Padín, cuando recuerda que “Fernando es el auténtico heredero de la llamada ‘generación de los Insurgentes’. Pero la potencia y, lo que es más exacto: la supera. Fernando, coruñés de dos orillas, pero auténtico ciudadano del mundo, supo cabalgar con la rosa de los vientos desde Sanghai a Londres, conquistando Europa y América. Sin un ápice de belicosidad, pero con las armas pacíficas de sus pinceles. Nuestro admirado pintor –de ancestros coruñeses y acérrimo heredero de aquel coloso de la pintura que fue su padre, el inolvidable Tomás Pereira– siempre airea una frase: “Alguien nace, y el destino le otorga un lugar”. El ya lo ha encontrado bajo el sol. Y nuestro pintor brilla con luz propia.

Todo el mundo sabe aquello que dice que “detrás de un gran hombre hay una gran mujer”. Pues bien, aquí no está detrás, sino al lado. Y ella es para Fernando compañera, musa y amiga. La obra de Fernando es, ahora y siempre, todo un ejercicio de valentía y precisión que prestigia al artista y distingue su obra. Quien honra a su padre se honra a sí mismo y Fernando dice de Tomás: “El fue mi padre y mi influencia”

Los apartados de la obra que Fernando nos ofreció son un emporio de buen hacer, tenacidad en el trabajo e inspiración suma: Iconografía gallega, teoría del movimiento, sinestesia, mujeres en pie de guerra, pasión por el retrato, Coruña escenario y discurso abstracto. En su día, La Coruña alumbró a un artista a la altura de Labra, Lage, Sotomayor, Abelenda y demás, pero tan original como el que más y tan genial como muy pocos.

Fernando Pereira: coruñés universal

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