Mascarillas ecológicas contra la especulación

Los países que utilizaron mascarillas controlaron mejor la transmisión del virus. Aquí y en otros países europeos se pasó de no recomendarlas, a si hacerlo, y cuando el país retome su actividad tendrán que ser obligatorias, por lo menos en lugares muy concurridos y en espacios cerrados de uso publico. Será un producto de primera necesidad y los poderes públicos tendrán que procurar que todos tengamos mascarillas.

Pero no se puede hacer obligatoria una medida, cuando mucha gente no puede pagarlas al precio que están,y además porque son de un solo uso. Cada día tendríamos que utilizar una.

Debido a la fuerte demanda y a la poca oferta, se ha producido un aumento desorbitado de los precios. Mascarillas quirúrgicas que se compraban en China a 2 céntimos de euro ahora están allí a 50 céntimos. En España se reguló en este momento el precio, a 96 céntimos. La gente que puede pagarlas se compra una ffp2 que actualmente se pagan como mínimo a 6 euros.

Las previsiones que hay hasta el momento es que el virus va a seguir acompañándonos durante este año y el siguiente. Aún no se sabe si se va a transmitir menos en verano. Hay declaraciones muy optimistas pensando que en verano dará una tregua y volverá en otoño. De momento esto no se sabe con certeza. Tendremos que convivir con el.

Yo he hecho un pequeño cálculo con las mascarillas quirúrgicas con su precio actual de 1 euro.

Cuando el país recupere su actividad teniendo en cuenta que somos 47 millones se podrían utilizar cada día 30 millones. Si multiplicamos por 365 días nos saldría aproximadamente 11000 millones de mascarillas, y por tanto de euros en un año, Esto sin contar con los que utilicen las mas caras.

Igual que se busca una vacuna o medicación para atenuar los efectos del virus en nuestra salud, también sería interesante la búsqueda de la mascarilla ideal como medida preventiva para evitar el contagio del virus. ¿ Que cualidades debería poseer? Ser reutilizable, fácil de desinfectar , lavables a temperaturas altas sin perder sus propiedades, ser cómodas , no ser alérgicas , duraderas, baratas y que posean unos estándares de calidad con su correspondiente certificación ,por lo menos similar, a las quirúrgicas. Tienen que quedar bien ajustadas para que el aire que respiramos pase a través de ellas. Estas cualidades podrían lograrse con unas de tela. Después de usarlas se desinfectan fácilmente en una tartera con agua por encima de 70 grados en muy pocos minutos. Después si se quiere, podrían lavarse y ya podrían utilizarse de nuevo. También cabe la posibilidad de que tengan un espacio para colocar un filtro si se quiere mejorar su capacidad de filtración. Si estas mascarillas tuviesen la suficiente calidad, con 3 ó 4 al año para cada persona, nos arreglaríamos y necesitaríamos sobre 200 millones. Muy lejos de los 11000 millones de las de un solo uso. El ahorro para las familias seria muy grande, y el planeta saldría beneficiado por los recursos que se utlizan para su fabricación y los residuos que se generan. Y se acabaría la especulación. Además también se beneficiarían los países pobres si se lograse . Imagínense si aquí pueden resultar caras como serán para los países del tercer mundo.

Ya existen en la red gran cantidad de tutoriales para fabricarlas y son válidas a falta de otra alternativa. También hay muchas asociaciones que las están haciendo y es un esfuerzo muy loable, pero lo ideal sería fabricar una que reuniese todos los estándares de calidad.

Sera un objetivo complicado para cualquier empresa . Pero aquí en Galicia y en España tenemos grandes empresas textiles con la capacidad tecnológica suficiente , aunque este no sea su campo, para intentar conseguirlo. Además alguna tiene la capacidad de fabricación y distribución para repartirlas por casi todo el mundo. Yo no sé si sera posible, pero si lo hacen y consiguen una mascarilla de ese tipo sera su gran aportación a esta guerra en la que se encuentra inmerso todo el mundo. Todos se lo agradeceríamos y la Tierra también. .

 

Jorge Rodríguez, profesor de Biología.

Mascarillas ecológicas contra la especulación

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