POEMARIO DE EMILIA CURRÁS

Ciencias o letras? ¿Meditaciones retóricas o experiencias prácticas? ¿Navegar el pensamiento o aferrarse a la tierra que pisan los bueyes? La lectura de “En una tarde tibia”, poemario de Emilia Currás, ha despojado todas mis dudas al superar esas posturas antagónicas que el mundo viene arrastrando desde hace siglos. Esta excelsa profesora, doctora en Químicas, rompe esquemas de conducta predeterminados y, junto a la poesía, enuncia teorías sobre el informalismo-filosofía documental informática-y  la integración vertical de las ciencias, a manera de órgano para que unos tubos no apaguen otros. Su libro devuelve la armonía creadora de su sosiego espiritual, la química que ensaya emociones, la voluntad que las mete en el zurrón de la memoria como expresión de estados de ánimo vividos.
Cuatro etapas en un itinerario de sentimientos, añoranzas, nostalgias, alegrías y frustraciones. Amores al caminar, siempre en el recuerdo, soledades y búscame sin encontrarme. Una penetrante y sutil científica ascendiendo el dolor de la investigación psicológica o bajando al valle donde todo es suavidad, afecto y equilibrio. “No quieras despertar/ mi alma dormida..”. O pidiendo el recuerdo cuando llegue la soledad. También un mundo científico de tubos de ensayo, matraces y retortas-repleto de títulos, distinciones y recompensas-olvidado un instante para encontrarse a sí misma en esas ecuaciones matemáticas del pensador de Rodin o en la química investigadora del “yo” orteguiano. El libro, deliciosamente editado por Pigmalión con cubierta romántica de lectora soñadora, alude a la ascendencia gallega de nuestra autora. Palpita en sus versos la exactitud madrileña-km. cero-y la saudade cantarina en los aturuxos de “Nada” o “¿Fuimos dos?”. ¿Un microscopio aséptico da en recóndita poesía?

POEMARIO DE EMILIA CURRÁS

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