Ciudadanos mira al PSOE

No acierta Ciudadanos en Galicia ni cuando rectifica. Sus experiencias electorales se cuentan por fiascos porque no acaban de entender a los gallegos. Si hace cuatro años se equivocaron en aquella alocada destrucción de UPyD y recogieron nombres que sumaban cero, ahora cometen el mismo error en La Coruña. Anuncian a bombo y platillo a un candidato, Paz Gago, que en principio reunía todas las condiciones para ser un buen cabeza de cartel y a los pocos días se lo cargan por disputas internas. 
Serán las mismas que hace cuatro años los llevaron de los cuatro concejales que les daban las encuestas, a cero escaños que les dieron los votos. Por el medio expulsiones múltiples de afiliados y ceses en cadena. Una locura porque parecen decididos a ser sus peores enemigos, es como si el caballo de Troya lo orientaran al revés y sirviera para autodestruirse. Se equivocaron también colocando a su candidata a la Xunta por la provincia de La Coruña, una persona de reconocido prestigio en Vigo, su ciudad y el resultado fue de cero escaños para regocijo de Feijóo, que barrió. Así sucesivamente hasta el día de hoy en el que renuevan errores y ganan desconfianza: poca gente se fía de Ciudadanos en Galicia y se lo han ganado a pulso. 
Pero llegó Andalucía y las urnas, siempre caprichosas, los situó ante su realidad, si querían poder, tenían que entenderse con Vox y pasaron de hablar de cinturones sanitarios a aceptar los votos de Abascal para hacerse con la Presidencia del Parlamento y para poder integrarse después en el Gobierno autonómico. Todo ello, eso sí, poniendo cara de asco, pero beneficiándose de los votos de la derecha. Para Rivera fue una factura cara y, de alguna manera, tiene que buscar como autoblanquearse de su pecado mortal. Así pues, me consta que Ciudadanos ha puesto en marcha a sus meritorios más destacados para entrar en contacto con los socialistas periféricos y proponerles acuerdos para las autonómicas y municipales de mayo, pretendiendo lavar su imagen, que para ellos debe de estar sucia, facilitando gobiernos con el PSOE y demostrar así su falsa independencia. 
El ejercicio es muy meritorio porque para ello deben recaudar votos de la derecha que tanto desprecian, para traducirlos después en apoyos a los socialistas, la jugada del trilero podríamos denominarla, pues donde algunos despistados de la derecha pongan su voto, encontrarán gobiernos de izquierda. En el PSOE no se fían de Rivera, pues no es hombre de palabra, pero se dejan querer porque la estrategia naranja les puede beneficiar, pero tienen todas las alarmas conectadas por su propia experiencia: Rivera puede firmar un acuerdo con Pedro Sanchez para gobernar España y a los cinco minutos revelarse como la bestia negra de su socio hasta tildarlo de “indigno y enfermo” presidente de gobierno. Y así se escribe la historia de esta fuerza nacida por y para Cataluña que se coló por una ventana en la política nacional para regenerarlo todo y se convirtió en un partido clásico o en casta prematura que dirían los podemitas. Cuídense a la hora de votar, no les vayan a hacer una “trilada” y sus votos sirvan, por ejemplo, para hacer alcaldías de izquierdas con los votos de derechas. Yo no digo nada. Un saludo desde Madrid, mañana a Colón a las 12.00. Yo voy.

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