Igual que te digo una cosa…

e digo la otra. Así se despachaba el gran Manquiña en Airbag, obra maestra del cine de humor contemporáneo, en una reunión con narcotraficantes cuando se vio acorralado y no sabía por donde salir. Algo parecido viene sucediendo con el Covid 19 y nuestro gobierno lo que nos ha llevado a perder la confianza necesaria para asumir nuevas rutinas que se nos exigen desde los poderes públicos. Por empezar con algún dato, me referiré a las declaraciones del propio presidente Sánchez el pasado 4 de julio precisamente en un acto en Galicia donde afirmó:” Hay que salir a la calle, hay que disfrutar sin miedo” para, hace unos días espetarnos:” Los españoles han relajado las medidas de protección frente al Covid”. Una cosa y su contraria, beber y sorber al mismo tiempo es complicado. Entonces me metí en la hemeroteca para bucear un poco en los mensajes que se nos han hecho llegar desde el gobierno y, lamentablemente, he podido confirmar que nuestra merma de confianza se debe a la imposibilidad de atender y asumir directrices contradictorias entre sí. Verán por qué se lo digo. En un principio se nos dijo que el virus había llegado a la cadena alimenticia por un pangolín, pero a los pocos días el mismo portavoz aseguraba que había salido de un mercado, que podía haber sido por un gato. Entre tanto, voces de gobiernos de países avanzados, apuntaban a un virus de laboratorio que se había descontrolado, mal empezamos. Después se nos dijo que debíamos toser en el codo, pero al mismo tiempo se nos aconsejaba saludarnos con el codo que digo yo, hombre si toso y dejo gotículas en mi codo, no debiera andar restregando mi codo a diestro y siniestro. Después nos dijeron que no era necesario usar mascarillas, parece ser que, porque no había para todos, pero a los pocos días anunciaron que eran muy recomendables y eso hasta hoy que son obligatorias bajo pena de multa si no se utilizan. Nos dijeron también que no afectaba a los niños, después que sí, que no se contagiaban animales de compañía, después que sí. Nos aliviaron con el mensaje de que en verano remitiría considerablemente pero no debían de referirse a este verano, otra vez Manquiña diría:” a las pruebas me repito”. Llegaron después los anuncios de que no era necesario hacer test masivos y al poco tiempo se anunciaron miles de pruebas a cuanta más gente mejor. Las piscinas no serán abiertas este verano y poco después dijeron que sí abrirían porque el cloro no permitía la supervivencia del virus. Guarden un metro de distancia de seguridad, después dos y ahora incluso se habla de cinco metros. No se puede ir a teatros, pero se puede ir en metro o avión con cientos de personas y sin distancias de seguridad. Las duchas de la playa no funcionarán porque los botones pueden contagiar a quien los toque, sin embargo, los parquímetros de zona azul son obligatorios, imagino que estos no contagiarán por alguna razón no conocida. Podría seguir, pero ya saben que el espacio en la prensa es limitado y no quiero olvidarme del inicio de este lío monumental en el que estamos metidos, cuando el portavoz del gobierno nos dijo que “en España no habrá más de tres o cuatro casos “o la propia ministra de economía que dijo que “esta situación no afectará a nuestra economía de forma significativa”. Desde hace tiempo se nos viene diciendo que aparecerá vacuna más pronto que tarde, contradiciendo la memoria de la ciencia y claro, Oxford ha sido nuestra primera decepción. Vendrán más. Cuídense.

Igual que te digo una cosa…

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