La izquierda mide mal

La convocatoria de Colón del pasado fin de semana fue todo un éxito, tanto de asistencia como de consecución de objetivos. Se pretendía un adelanto electoral y ahí está, el 28 de abril nos vemos en las urnas. Sanchez tuvo que doblar la rodilla ante la presión ciudadana y ante el desplante que sus socios independentistas le procuraron en la votación de la admisión a trámite de los presupuestos generales. 

Muchos meritorios sanchistas, se apresuraron a tildar de pinchazo la concentración de Madrid y los quintacolumnistas de la izquierda quisieron cebarse y el fracaso que solo ellos vieron, quizá ni eso, solo quisieron contar, manipulada mente, la realidad. Hoy, con la convocatoria encima de la mesa debieran pedir disculpas por su falta de rigor. No lo harán. Lo curioso es que todos se apresuran ahora al hablar del acierto de Sanchez al no hacer coincidir las generales en un super-domingo el 26 de mayo, pero vuelven a retorcer la verdad. 

Los españoles gastaremos 200 millones de euros más por no hacer coincidir todas las elecciones el mismo día, pero es dinero de todos, ese que parece no dolerle a nadie. La verdad es que evita la coincidencia porque sus barones están amedrentados por la carga que les puede suponer ir de la mano de Sanchez y entienden que eso les costaría muchos votos. Los devaneos del presidente con los independentistas tienen un precio y los presidentes autonómicos del Psoe no están dispuestos a pagarlos. 

Solo eso explica, de verdad, el porque se evita la coincidencia electoral. Su socio Podemos está temblando porque ven la que se les viene encima y su sangría de votos está más que pronosticada por toda la demoscopia nacional, pueden ser irrelevantes el día 29 de abril. El PP. tiene inseguridades y en el fondo piensan que solo un acuerdo con Vox y Ciudadanos puede ser alternativa de gobierno. Repetir un pacto a la andaluza es su tabla de salvación. 

Todo parece indicar que Vox entrará con fuerza en el parlamento de Madrid, pero la otra pata del banco no está tan segura. Ciudadanos quiere llegar a acuerdos con el Psoe para “lavar” su pacto con Vox en Andalucía y por eso busca denodadamente alianzas con los socialistas. Lo que ocurre es que mucho voto de Cs está viajando hacia Vox, porque la derecha españolista no se fía de un Rivera que no dudó en abrazarse a Sanchez en un pacto de gobierno que fracasó, pero que, en todo caso, parecía satisfacer a un Rivera al que le han entrado las prisas por encontrar poltrona. Ciudadanos ha pasado de proclamar que no entraría en gobiernos que no presidiese a acomodarse en la presidencia del parlamento andaluz y en el gobierno autónomo eso sí, con los votos de Vox. Algo parecido, pero al revés, pretenden los naranjas ahora, conseguir votos de centro y derecha para pactar con la izquierda. Un funambulismo político muy difícil de aguantar. 

Y en el medio, como siempre, los españoles, que además de pagar la fiesta, 200 millones de nada, tendremos que solucionar lo que nuestros políticos han sido incapaces de arreglar. Vienen tiempos de vértigo no aptos para cardíacos. Sanchez ya empieza a echar de menos el falcon y muchos de los suyos empiezan a despertar de un sueño que les duró siete meses. Tic Tac tic tac, que diría Iglesias.

La izquierda mide mal

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