Esto no tiene perdón

n esta “canción triste de 2020” viene como anillo al dedo aquel aserto de la mítica serie televisiva que rezaba: “tengan cuidado ahí fuera”. En tiempos de superación de fases a ciegas, porque del virus seguimos sin saber prácticamente nada, avanzamos en libertades sustraídas con una única certeza y es que el bicho sigue ahí o, lo que es lo mismo, el asesino anda suelto como ya escribimos hace unos días aquí. Y con esa certeza y miles de incertidumbres nos disponemos a acudir a playas parceladas con sombrillas, flotadores y mascarillas que, con el distanciamiento social exigido, son realmente, las únicas defensas con las que contamos. Bueno eso y los consejos deslavazados que un supuesto comité de sabios que nos orienta y nos desorienta con la misma naturalidad al abrigo de esa idiotez que han dado en llamar “nueva normalidad”. Conocemos, hasta el hartazgo, al tal Simón que empezó por decirnos que aquí no iba a pasar nada de nada con el Covid 19, salvo tres o cuatro casos aislados y que las mascarillas no debían de ser usadas por los ciudadanos en general. Este sabio es el mismo que lleva contados más de 27.000 fallecidos en España y que nos dice ahora que el que no lleve mascarilla tendrá que pagar una multa entre 600 y 30.000 eurillos de nada y nos dice ,además, que cuando dijo que las mascarillas no eran necesarias lo dijo porque no había unidades suficientes para proteger a toda la población. O sea que nos mintió irresponsablemente con el aplauso del ministro de sanidad que apoyó públicamente la mentira del sabio asesor y portavoz del gobierno. Usted, sr. Simón, tampoco tiene perdón porque como científico usted debió decir que eran necesarias y que, por no haberlas, tendríamos que estar confinados hasta que llegaran unidades para todos. El sr. Simón no actuó ni actúa como científico si no como comisario político. En medio de este desorden total en el que un virus mal gestionado nos ha metido, la ciudadanía miramos a nuestros gobernantes reclamando certezas e información verídica, es decir, exigimos que se nos trate como ciudadanos adultos capaces de administrar con sensatez información veraz sobre el mal que nos acecha. Pues tampoco, se nos están tratando como a niños incapaces de autoprotegernos cuando estamos amenazados. Otro error que no tiene perdón porque cuando las únicas armas que tenemos se basan en la responsabilidad individual no hay que ningunear al individuo sino reforzarlo básicamente con información. Salvo algún asilvestrado ignorante, la inmensa mayoría no queremos morir a manos de este asesino invisible. No solo no se nos da información sin no que se nos hurta, se nos encierra en casa y se recortan nuestros derechos al amparo de un estado de alarma que sirve, además de para luchar contra el virus, para meter a Pablo Iglesias en el Centro Nacional de Inteligencia por la puerta de atrás o pactar con los etarras de Bildu con nocturnidad y alevosía ni más ni menos que para tirar por tierra la ordenación legal del trabajo de todos los españoles mientras el terrorista Otegi, amigo de Iglesias, se carcajea de las víctimas de Eta al ver como los compañeros de los Guardias Civiles asesinados custodian la casa del vicepresidente Iglesias en Galapagar. No tienen perdón. Un gobierno que pacta con Bildu, que firma un acuerdo que niega una vicepresidenta del gobierno mientras otro vicepresidente lo aplaude que tiene un presidente mutante que calla y una ministra que con la que está cayendo anuncia la muerte del sector del automóvil y con ello la destrucción de miles de empleos y un ministro de universidades que ni está ni se le espera, no, no tiene perdón. Y lo que es peor, quizá nuestros hijos tampoco nos puedan perdonar el mundo que les dejamos.

Esto no tiene perdón

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