Vientos de cola

la subida del petróleo está empezando a preocupar. Ya hay quien le está poniendo números a las pérdidas para España y al impacto que podría tener en la economía si la situación se prolonga. Es cierto que la subida tiene una causa evidente y es geopolítica. Muchos analistas opinan que el precio del crudo ya ha descontado las tensiones políticas y que no veremos subidas preocupantes más allá de las ya vistas. También, por supuesto, va a depender de si realmente Estados Unidos lleva su amenaza hasta el final.
Lo que es evidente es que el Gobierno ha previsto en los Presupuestos Generales del Estado para esta año, ahora en tramitación parlamentaria, un precio del petróleo algo por debajo de los 70 dólares el barril, y la semana pasada ha tocado los 80 dólares. Los expertos ya han hecho cuentas y el impacto para España estaría en torno a los 5.500 millones de euros. 
El bajo precio del petróleo ha sido durante los últimos años uno de los vientos de cola que ha ayudado a que la economía española saliera de la crisis. Por supuesto, no es el único. También hemos gozado de tipos de intereses bajos, de la ayuda del BCE y como dice un compañero mío de Libertad Digital, Manuel Llamas, del turismo. Gracias a la buenos precios, a la oferta, a la seguridad, a la gastronomía y, por qué no decirlo, al abandono por cientos de miles de turistas de otros destinos. 
Y, claro, si el petróleo se encarece, los tipos de interés suben, el BCE va dejando la asistencia y otros lugares turísticos empiezan a recuperar mercado, habrá que afianza las exportaciones, reanudar las reformas estructurales. Es decir, trabajar para que lo conseguido, que es mucho, empezando por un superávit exterior considerable y una competitividad indiscutible, no se vengan abajo y esos elementos que ayudaron en estos años, no se conviertan en un lastre para continuar con la recuperación y la creación de empleo. 

 

 

Vientos de cola

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