Elecciones decisivas

Se podrá discutir la conveniencia o no de la decisión adoptada por Rajoy el viernes de, al mismo tiempo que destituía en aplicación del famoso artículo 155 al presidente de la Generalitat y a todo su Gobierno, disolver el Parlamento y convocar elecciones autonómicas para el próximo 21 de diciembre. El punto de discusión está en si no hubiera sido mejor esperar un poco más, para que la situación social y de crisis institucional que vive Cataluña se enfriara un poco y entonces sí, llamar a los ciudadanos a las urnas.
Pero una vez convocadas esas elecciones de lo que no hay duda es de que serán decisivas para el futuro de Cataluña y por ende para el del resto de España. Rajoy ha hecho una apuesta llena de riesgo: si ganan los independentistas, se volverá a reproducir, el “proceso” vivido estos últimos años. Y como mínimo, en caso de resultar vencedores, esos partidos pedirán ir a una solución de un referéndum pactado para decidir el futuro de Cataluña, lo cual conllevaría una reforma constitucional que algunos aprovecharían para más cosas.
Si por el contrario, quienes resultan ganadores son los partidos constitucionalistas –PP, Ciudadanos y PSC– el panorama sería radicalmente distinto. Pero no hay que engañarse. O hay un tsunami de votos a esos partidos, o lo normal es que no tengan la mayoría para gobernar. En terreno de nadie quedaría la marca de Podemos en Cataluña, cuyos escaños pueden ser decisivos para inclinar la balanza. La postura del partido de Pablo Iglesias durante estos meses hace presagiar que los podemitas están más cerca del bloque independentista que del constitucionalista, lo cual les está creando serios problemas entre su electorado del conjunto de España.
La fractura social y política que se ha producido en Cataluña y que se ha acelerado en los últimos meses no se va a solucionar con las elecciones del 21 de diciembre. Llevará mucho más tiempo coser las heridas. Pero al menos, los catalanes tendrán la oportunidad de poder votar y decidir qué es lo que quieren para el futuro de su comunidad autónoma. Es la hora, por tanto, de la ciudadanía. Los independentistas son unos maestros de la movilización; los constitucionalistas tampoco les van a la zaga, al menos por lo visto en las dos manifestaciones llevadas a cabo en Barcelona el pasado día 8 y este último domingo. El 21-D los catalanes tienen una cita trascendental.

Elecciones decisivas

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