La vuelta de Iglesias

Sus huestes le esperaban como agua de mayo, en un momento en que las encuestas coinciden en las malas expectativas electorales de la formación que él sigue, de momento, liderando. Esas encuestas indican que Podemos llegaría a perder la mitad de los escaños que tiene en el Congreso. Tras tres meses de baja por paternidad, Pablo Iglesias Turrión reapareció en público este fin de semana en un mitin celebrado en la plaza del Museo Reina Sofía en Madrid. 
Fue una vuelta en cierta manera decepcionante. Con un discurso rancio, lleno de tópicos, radical, atacando a todo el mundo: a la banca, a las empresas, a los medios de comunicación. Esos mismos medios que en buena medida han contribuido a su encumbramiento como líder de la izquierda más radical. La intervención de Iglesias denotó nerviosismo, desazón, temor a lo que puede ser el derrumbamiento de un proyecto que nació hace cinco años, que ilusionó a mucha gente, pero que se ha ido diluyendo  a través de los mismos vicios y errores de los partidos que ellos calificaron de “casta política”. 
Una de las pocas cosas sensatas que dijo Iglesias fue reconocer que las luchas internas que ha habido en Podemos s no han sido ejemplarizantes: “Hemos dado vergüenza ajena con nuestras peleas”. Sabía de lo que hablaba después de la marcha de Iñigo Errejón, Carolina Bescansa, Luis Alegre o la última, la de Pablo Bustinduy. Se olvidó de hacer una referencia autocrítica al espectáculo dado por él y su pareja, Irene Montero, al adquirir un chalet nada modesto en la sierra de Madrid.  
Cuando los liderazgos son tan personales, pasan estas cosas y sus adversarios no dejan pasar la oportunidad. Quien está encantado con la crisis de Podemos es el PSOE de Sánchez que ve como se ha pasado de hablar del “sorpasso” de la formación morada a los socialistas, a que estos les superen en las encuestas, debido a que un buen número de votantes de Podemos que antes lo eran del PSOE, están volviendo a la casa madre de la izquierda. Las elecciones generales del 28-A y las posteriores municipales, autonómicas y europeas del 26 de mayo pueden ser un auténtico fiasco para Podemos, sobre todo, si pierden el poder en aquellos lugares donde han estado detentándolo estos últimos cuatro años.

La vuelta de Iglesias

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