POBRE NIÑA MUERTA

Cuando yo estudiaba Periodismo, e xa choveu, había una asignatura que se llamaba Deontología Periodística. Lo que, simplificando, viene a significar algo así como “esto está bien y esto está mal”. Y si hay una especialidad periodística compleja, esa es precisamente la de tribunales y sucesos.
No porque los de deportes o economía sean más tontos, sino porque se trata con materiales tan inflamables como el honor y la dignidad de las personas. Publicar la foto de una menor en ropa interior, por pocas clases de deontología periodística a las que hubiese ido, está mal. Y está mal aunque la criatura ya no pueda sufrir las consecuencias de verse retratada en las páginas de un periódico o en los informativos de televisión.
La semana pasada, varios medios decidieron reproducir unas imágenes de Asunta Basterra, la niña supuestamente asesinada por sus padres, en las que aparecía en ropa interior. Las fotos, halladas al parecer en el ordenador de su padre, Alfonso Basterra, forman parte de la investigación que se ha abierto por el crimen y deberían haber sido vistas por los policías y por las partes implicadas en el proceso, que ya bastante tendrán con tener que presenciar escenas similares (y peores) a diario, pero nada aportan al espectador.
Al margen de la intención con la que fueran hechas, un aspecto que tendrá que decidir el juez, ponerlas a disposición del público no ayuda a mantener la presunción de inocencia hacia su padre y su madre, un derecho que a veces olvidamos que tienen. Y, lo que es peor, no ayudan en nada a la memoria de una chica de 14 años que, precisamente por no estar ya en este mundo, tendría que ser menos escabrosa. Debería regularse el derecho al honor y a la imagen póstuma, a ser recordados como fuimos y no como simples marionetas de un proceso. Bien es cierto que, cuando alguien muere, pocos son los que hablan mal. Y es lógico, porque el difunto, ouijas aparte, no suele tener derecho de réplica.
En este caso, Asunta está más desvalida incluso que cuando estaba viva. Con sus padres bastante más preocupados por su propia defensa que por cualquier otra cosa, no tiene quien clame al cielo cuando los mismos medios que se apresuran a pixelar la cara de los niños vivos se olvidan del respeto que deben a una pobre niña muerta.

POBRE NIÑA MUERTA

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