Ambigüedad política

migos: “No son las malas hierbas las que ahogan la buena semilla, sino la negligencia del campesino” (Confucio). “La prueba de un afecto puro es una lágrima” (Lord Byron). “Desdichado el que duerme en el mañana” (Hesiodo de Asera). 
Por el malo o nulo trabajo en el Parlamento, por su deformación humana, despreciando a los ciudadanos por delante de la política de partido, desde aquí los condeno a la oscuridad absoluta hasta que penen su desidia y cobardía ante el pueblo. Y por supuesto espero que todos, o una gran mayoría —siempre hay necios y cobardes, que se venden por unas monedas, siempre los hubo y los habrá— esos rendirán cuentas ante el Supremo. Vaya si lo harán.
La ciudadanía está al borde del colapso social y ya no va a seguirles el juego de ninguna de las maneras. Ya lo comenté anteriormente en otra ocasión, no hace mucho. Y siguen con la misma partitura, sin darse cuenta que están cavando su propio infortunio. Porque el pueblo observa y calla, pero cuando decida, da la puntilla y aquí no hablo de colores, ni de siglas, ni siquiera de ideas. Hablo de un bien general, para los ciudadanos, los que creen aun en la política y los que no, que ahora son mayoría, porque nos decepcionan una y otra vez, machaconamente. Y el pueblo paciente otorga, calla y luego decide, hasta ahora al menos. 
Creo llegado el momento de ya dar un golpe sobre la mesa y decir basta de tomadura de pelo, a que estén jugando al póquer con la decisión y el voto de los ciudadanos de un país, que espera, y en silencio aguanta las iniquidades de los pseudo políticos, que se ríen de todos y no los tienen en cuenta para nada. La ambigüedad, reina en todos ellos y tienen su nido en donde se concentran en el Congreso de esta nación, trescientos cincuenta, que pierden el sentido de la realidad social de los ciudadanos que de buena fe los ha puesto allí, les da de comer y vestir a todo lujo. Y estos como se lo pagan, tomándoles el pelo, de esta manera tan vil y canalla, empobreciendo al estado, por no trabajar, por no realizar el trabajo para el que fueron puestos allí. 
Toda esta bofia, si tuviera un mínimo de decencia, dimitiría del puesto, cobrar para no trabajar, a la par de falta de la mínima honestidad, es una estafa en toda regla, a todo el país, y deberían quedar encerrados en su nicho, con empleo pero sin sueldo el tiempo necesario,  hasta que salga la fumata blanca, ni más ni menos. 
Hastío y cansancio, el que nos produce al resto de los españolitos el ver este guiñol de las mismas caras una y otra vez, todo el día detrás de otro a cual peor, hablando como en una taberna de mala reputación y peores personajes, una novela de color negro oscuro, que ya es decir. Se carece de empatía, cada cual a lo suyo, sin tener en cuenta para nada el bien de los ciudadanos, el bien del país. 
De todo ello hay que tomar nota, repito tomar nota, y estos indeseables, que no vuelvan a pisar el salón de sesiones. Son de serie A  y ahí deben estar los mejores sin dudarlo como los hubo en épocas anteriores, no aprendices de taberna. Así es imposible sacar nada en limpio y menos una cosa tan seria como una investidura o la formación de un gobierno. No se puede jugar de esta manera con un país. A ver si se dan cuenta estos don nadie que su paso es coyuntural, van y vienen, pero el país por el que están ahí, los necesita, y ellos pasan olímpicamente de todo. En una empresa medianamente seria, estarían todos en la puñetera calle, ni siquiera en el paro, los querrían, y desde luego les haría devolver todo lo cobrado, desde el primer día, puesto que los objetivos propuestos han fracasado por completo, han salido ranas, pero todos, las trescientos cincuenta gallinas que pululan por un corral que no merecen. Hay que cambiarlos ya, con estos mariachis de baja estopa no vamos a ninguna parte. Desde aquí suelo hablar lo que piensa la generalidad de la calle, del pueblo, excepto los contaminados por unas ideas ya preconcebidas de cada partido, pero que no son ni por asomo la realidad de la ciudadanía libre de colores ni de banderas, lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible. Es una realidad. No podemos como ciudadanos libres poner al mando de nuestra nave a una panda de trileros, que a lo único que juegan es a lo que saben, engañar y hacer trampas, apañados vamos, nos mandan a pique y se llevan el oro.
Quizás habría que empezar por ahí, no cobrar hasta que se llegue a un acuerdo, y encerrados. Es una idea, pero por un servidor la ponía en práctica sin pensar. Y éxito asegurado lo prometo por los Reyes Magos. No es broma. Un saludo amigos. Saúde e Terra.

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