Gana, gana, gana. Qué asco

Amigos: “Solo es pobre, aquel que siempre desea más” (Mariano Aguilar). “La riqueza, se consigue con dolor, se conserva con preocupación
y se pierde con pesadumbre” (Thomas Fuller). “El que tiene lo bastante como para poder hacer bien a otros, es rico” (Sir Thomas Browne).
Alejandro, se jugó, a los quince años por primera vez, los cuarenta
euros que su abuela le había regalado por Navidad. Estaba eufórico porque en la web inglesa que empleó, le regalaba veinte euros más como bienvenida. Durante unos meses fue ganando
algo, lo que incrementó rápidamente su interés y también la cantidad que jugaba en cada apuesta, bien en persona o por medio
de intermediarios, ganchos de casas de apuestas, se estaba metiendo a fondo y ya no era capaz de parar, bien on line, o en persona, en dichos centros de apuestas, que pululan estratégicamente
situados en cualquier punto de cualquier barrio.
Al cabo de un año, dedicaba toda la noche y parte del día a jugar o a pensar en el juego. Su vida solamente giraba única y exclusivamente a ello, ya era un adicto, se había enganchado sin quererlo, pero una mente de 15 o 16 años no es madura, y por lo tanto tan solo necesita un abrelatas para que su cerebro se abra de par en par a recibir todo tipo de estímulos al principio agradables,
y poco a poco insoportables al no poder parar.
Por sí solo le es imposible el refrenar los impulsos de ese caudal. Sigamos con Alejandro; Mientras tanto, descuidaba sus estudios, sus relaciones familiares o con sus iguales, relaciones interpersonales simplemente ya no existían. Su familia viendo esto y viendo que lo perdían, y con la ayuda de alguna asociación, los puso en alerta roja, y tomaron decisiones, fue llevado a un psiquiatra, y a otro hasta que ingresó de modo permanente en un centro de adictos al juego. Ya tenía veinte años y debía más de veinticinco mil euros, sin amigos de verdad, había abandonado
los estudios, sin trabajo, con deudas en bancos, y pequeñas estafas, y la cárcel cada vez más cerca, fue lo que le convenció definitivamente a confesar su debilidad y toda su historia, cruel y pavorosa, perdiendo de manera estúpida seis de los mejores años de su vida, y que no los recuperará nunca más.
Su futuro incierto, su rehabilitación, lo mismo, su vida personal,
una lucha minuto a minuto consigo mismo, la tentación, la tiene y la tendrá el resto de su vida, las dudas de sus allegados esas, siempre estarán, lo que logre será por sí mismo.
Esto no es cuento en el que todos son felices al final y también comen perdices. Es real, como la vida misma, y como Alejandro, hay miles y miles de niños, adolescentes y jóvenes mayores de edad con un problema prácticamente idéntico, contarlo es una cosa, verlo es otra y vivirlo un infierno. Lo peor no es el pasado, ni siquiera el presente con ser duro, la cuestión es ganarse la credibilidad cuando está rehabilitado, curar nunca se curan. Se rehabilitan, solamente, porque la tentación vive en todas partes, se anuncia hasta en las carreteras, y siguen dando ricos caramelos,
para que empiece de nuevo en una tontería, y termine destrozando
la vida de un joven que ni siquiera tuvo la oportunidad de saborear una vida en libertad, acabando siendo un esclavo de sí mismo, y lo peor de todo sabéis?, él no es el culpable directo, es la víctima inocente de una sociedad ávida de carne joven y no tan joven, que en aras de una libertad mal enseñada y peor diseñada, de un consumismo atroz, y de unas TV, que te meten la mercancía
del delito, como perico por su casa. Haciendo abrir los ojos a los mas bisoños para después dejarlos tirados cual basura que ya está exprimida en medio de una calle o en cualquier esquina, el futuro de Alejandro?, con los años lo sabremos. Está en su voluntad,
en la de los que lo quieran y en la sociedad atormentada que somos todos, y ahora simplemente una pregunta a todos, ¿Y si Alejandro fuera vuestro hijo?
Y más un joven mirad en vuestros hijos. Estudiadlos, habladles y os daréis cuenta lo mucho que saben de ello. Este tipo de casas de apuestas ON LINE, y las que veis en cualquier calle de un barrio con colores sin estridencias pero bien situadas, es la miel que puede
atraer un mal día a tu hijo. El próximo día os daré detalles, como hacerles frente y a los alcaldes como desactivarlas y erradicarlas es un negocio sin precedentes más que las que las drogas, el año pasado fueron tres mil millones de beneficio en nuestro país, aberrante,
y para un servidor inaudito, “el mal encuentra siempre un agua limpia que emponzoñar”. Un saludo amigos. Saúde e Terra.

Gana, gana, gana. Qué asco

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