Héroes

Amigos: “Una colección de bayonetas no puede detener una idea” (Stendhal). “El hombre que se levanta es aun más grande que el nunca ha caído” (Concepción Arenal). “El miedo, es el más peligroso de los sentimientos colectivos” (Andre Maurois).
El pasado viernes, día 1 de Diciembre, se celebró el día mundial del VIH, un año más celebrando el mayor genocidio jamás visto en la historia de la humanidad en tiempos de paz social. Han ocurrido tantos errores, por parte de los políticos, y de todo el estamento médico, que en sus momentos causó en la sociedad civil, verdadero pánico. Viví ésa época, los enfermos sociales eran expulsados de sus propios domicilios por hermanos y familiares, por terror a ser contagiados. La desinformación a nivel nacional era cuántica, fue de tal magnitud, que en los domicilios se dudaba unos de otros. Hubo centros de educación en los que se expulsaba cuando se sospechaba que algún alumno o varios eran portadores del virus. Era la caza y captura para erradicarlos y no se propagara el bicho, como se le llamaba en esa época, no había Internet, ni móviles prácticamente, la prensa, andaba a la deriva, informaba lo que obtenía de los agentes sanitarios. Aveces las fuentes eran erróneas, y las noticias no eran claras. Se llevaron a cabo de prisa y corriendo investigaciones, se contactó con países más avanzados en esta investigación y poco a poco, se fue logrando llegar a conclusiones claras para los afectados, y para el resto. En su inicio, durante el tiempo transcurrido, entre la ignorancia de unos, el miedo de otros, y el pasotismo de los de siempre, en ese tiempo, se multiplicaron los casos. Personalmente me enteré, que el problema número uno era el contacto con la sangre del afectado, con la sangre de un limpio, llamémosle así, con la certificación de que ese era el vehículo de contagio principal, no era la saliva el sudor, u otros flujos, aunque más tarde y debido a las pruebas de contagio también se llegó a comprobar que por vía sexual, también era otra forma de emitir el virus a otro aunque durante meses eso no se dijo y la gente se siguió contagiando a troche y moche. Generaciones enteras en Galicia, y alguna otra comunidad, desaparecieron, así como un chasquido de dedos, no hubo esperanza para ninguno, jóvenes en plenitud, por una mala decisión en otro mal momento y por medio de jeringuillas, que se pasaban uno a otro, para meterse heroína, se fueron suicidando sin buscarlo. La mayoría de estos jóvenes truncaron su vida por falta de información, por dejadez de la sociedad, y por codicia de su propia enfermedad, esa ansiedad de meterse un pico, aunque fuera con una aguja sin punta ya de tanto usarse. Nunca consumí ningún tipo sustancia, veía pasar de mano en mano una y otra, día tras día, yo sabía y supe y aun sé, que mi misión no era que acabara en mí, mi labor era otra, convencer que la tiraran, que no se utilizara, eran bombas con efecto retardado, y a las pruebas me remito, mientras unos se divertían, en los bailes y las fiestas otros, estábamos al pie del cañón día y noche. De aquellos que dimos la voz de alarma, que nos impusimos a las normas establecidas caducas e incipientes, dejamos, una bandera, de la cual a mi edad me siento con orgullo, ya en la fase de edad, que se e el final con otro pensamiento pero sin dejar de luchar. Si volviéramos a nacer, volveríamos a hacer lo mismo. Bueno, con alguna diferencia, pero eso, y por todos aquellos jóvenes que un día conocí, a los que llegué a querer como hermanos, y hoy ya no están conmigo, aunque sé que están mejor, siempre en mi corazón y mi recuerdo. Fueron héroes. Ellos procuraron el remedio antiviral.Su muerte fue la vida de todos los demás. Siempre juntos. Hablaremos de ello en próximos días. Un saludo amigos. Saúde e Terra.

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