La cuenta atrás

Amigos: “Los gendarmes van siempre de dos en dos como la ley y la injusticia” (Edmund Dune). “La publicidad no es más que el ruido de un palo golpeando un caldero” (George Orwell). “Un tren que parte es la cosa del mundo más parecida a un libro que se acaba” (Benito Pérez Galdos). 

Guillermo Marconi, Nikola Tesla, Thomas Alva Edison, Alexander Graham Bell y algunos más han ocupado un lugar en la historia determinante para que el mundo haya progresado de una manera constante y sin pausa hacia los avances tecnológicos que hoy en día disfrutamos y que muchos de ellos ni conocemos, porque están en las manos del poder central o del espionaje. Es un  mundo subterráneo, son los que organizan las guerras, los cambios de gobiernos, las caídas de las bolsas, la corrupción, las mafias de drogas, armas y seres humanos, para uso y disfrute de otros como ellos

No voy a decir que sean estos inventores y predecesores los culpables de todo lo que pasa, pero gracias a ellos, las mafias de malhechores y depredadores se pueden mover a sus anchas, aumentando de manera progresiva e imparable sus fechorías de sangre, poder y capital en Paraísos Fiscales. Nunca existirá nadie parido por mujer que les meta la mano hasta el corazón y termine con ellos. Es la barriga que esconde el resultado del acto delictivo que sea, desde un magnicidio a un simple atraco a un furgón blindado. Y por otro lado  es el talón de Aquiles de todos ellos, y también  la mejor solución para terminar con el crimen organizado.

La raza humana tiene fecha de caducidad, lo peor del caso, que también se irán no solo los malos que por mí que le den morcilla, yo mismo, si de mí dependiera, les abriría las puertas del averno, para que se desplomaran al abismo insondable y negruzco en el cual vivieron siempre, y despejara este pobre planeta harto de ellos y su maligna influencia en todas las capas sociales sobre todo las superiores y apareciera más luzpara los limpios de alma y corazón.

Y recomenzar, olvidando un mundo viejo, demacrado, triste, salvaje de palabra y obra, obsceno, paupérrimo, asqueroso, homicida, mal oliente, lleno de jóvenes que ya son viejos, y de viejos, que quieren ser jóvenes, dubitativo que no sabe a donde ir, humillante, enmierdado hasta el infinito, colapsado de odio y venganzas, progresa a pasos agigantados sí, pero ese progreso desmedido provocado por el capital, ni se da cuenta que va demasiado rápido, tanto que el ser humano, ya no lo puede controlar. No se pretende un Mundo Feliz, no, para nada, se pide un mundo para vivir en paz, nada más coño, pero ocurrirá, entre el cambio climático y el no cambio de la actitud grosera del humano, y su nula humildad creyéndose un Dios, lo que se esta haciendo, es cavar la fosa aún mas profunda a cada paso, para su propia tumba. No soy adivino, pero sí veo como están las cosas, para los jóvenes les auguro veinticinco años más de vida normalizada, a partir de ahí, irán por miles cayendo entre la negrura de un planeta antes diáfano y con su sol y su luna, sus mares, sus amaneceres y atardeceres, agua brotando entre cientos de árboles, otrora quemados, por los mismos seres que los plantaron y vivieron a su costa, hoy, ennegrecidos esqueléticos, sin vida.

Para terminar, con lo que tantos sacrificios nos han legado nuestros antepasados?, ¿para que?, para dejar un planeta tocado y hundido a nuestros hijos, para eso? Maldigo desde aquí al conformista, al que lo sabe y se calla, al cobarde, a los malnacidos, a todos aquellos, que han llevado a este planeta a su destrucción, porque ahora empieza la cuenta atrás, cuenta  veinticinco años, y el silencio se hace dueño, la obscuridad, la densa nube de humo se adueña del páramo, antes un precioso bosque de castaños, no hay animales ni plantas ni una brizna de hierba verde, no hay luna, solo negro oscuro. Desesperación, y sobre todo ese maldito silencio que todo lo rodea. Yo me largo de aquí,  si puedo, lo intento, pero mis fuerzas ya piden descanso y me tumbo en el suelo quemado. Despierto con sobresalto asustado de la horrible escena que soñé, y veo el sol que con sus rayos atraviesan mi ventana, alegría de vivir un presente idílico. Lo que viene en veinticinco años yo ya no lo veré y muchos de vosotros tampoco. Suerte que tenemos. Un saludo amigos. Saúde e Terra.

La cuenta atrás

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