La luz púrpura

amigos: “he sido un hombre afortunado en la vida; nada me fue fácil” (Sigmund Freud).  “La vida no se ha hecho para comprenderla, sino para vivirla”. (George Santayana). “Hasta que no hayas sido olvidado del todo, no habrás terminado con la tierra. ¡Morir no basta!”. (Henri Mandar).
Veinticinco años después, nos volvemos a topar de bruces, con el enemigo común de toda la sociedad que no deja de ser por muy conocido de todas sus artes, peligroso y cuantificando su peligrosidad auténticamente mortal para los jóvenes que ya sabedores, ahora SI, terminan cayendo como simples cobayas en una espiral de consumo que  día a día va increscendo de manera exponencial.
  Cierto es que de momento está soslayado, escondido, y que su consumo  ya con cifras que ponen la alerta, de los especialistas en este ámbito al menos en Galicia, hasta hace poco tiempo, era de manera también distinta a la antigua masacre de hace veinticinco años. Y ya en los últimos años de esa época se fueron cambiando los métodos de consumo.
No había remedios, nos enfrentábamos a un enemigo armado hasta los dientes, con palos y piedras. Hasta no sabíamos ni cual era el enemigo. Éste, callado, silencioso, como una cucaracha, se colaba por los rincones de nuestros portales y casas y ni nos enterábamos. Es la traición personificada,  el demonio, vestido de blanco, luz púrpura que embelesa, sublima y conquista, de tal manera que pierdes tu propio yo, te llega al alma y te subyuga, de tal razón, que pierdes todo tu ser, todos tus valores, tus sentimientos más profundos.
 Queridos amigos lectores, ahora en 2018  tenemos los comienzos de una nueva era de la heroína. Aquí, en esta sección, ya se avisó en mas de una ocasión.
Hace dos años aproximadamente, y constatado in situ, nadie tomó medidas, y como siempre en este país, se hará de prisa y corriendo, cuando tengamos el agua al cuello. Si tuvimos al enemigo tocado y semihundido hace una época, no lo rematamos, y eso,  se paga. Ojalá esté equivocado, que va a ser que no, porque ya pulula en cualquier esquina, constatado también, algunos que luchamos en la primera época, a brazo partido, logramos, y sabemos cómo atajar y luchar contra la luz púrpura (heroína). 
Pero pasados años, unos ya están en el otro lado y otros quedamos tocados que no hundidos. Y le toca a una nueva generación poner las barreras necesarias, las que sean. Porque en una guerra de este tipo, todo vale. Digo TODO para evitar un nuevo cataclismo de juventud perdida. Claro que los tiempos son otros. Y se tendrá que defender con nuevas medidas y métodos. Los que hay, ya veis, ya no valen, dejamos al enemigo vivo, y eso fue un error de bulto. Y de lo cual también me culpabilizo, aunque un servidor, siempre lo quiso rematar y pisotear, cual cucaracha; soy de los que nunca dejo nada a medias, pero los consejos y las circunstancias no me favorecieron. Y cuando lo teníamos todo a favor luego del rastro de sangre y muerte, lo dimos por acabado. 
Amigos, los demonios, nuestros propios demonios, o se termina con ellos hasta el final o se regeneran, de la nada. Ahora si os parece seguir mirando para otro lado, levantar las alfombras de las casas y manteros vigilantes, el enemigo invisible, el demonio de la luz púrpura, igual, está al borde de vuestra escalera. Es tan solo un consejo, cuando se hace visible, no hay remedio, siempre atentos a la vida. Seguiremos. Un saludo, amigos. Saúde e Terra.

La luz púrpura

Te puede interesar