Un vuelo de mariposas

Amigos: “Lo único que se necesita para que prospere el mal, es que las buenas personas no hagan nada” (Anónimo). La música despierta en nosotros diversas emociones, pero no las más terribles, sino más bien los sentimientos dulces de ternura y amor” (Charles Robert Darwin).
La música es el compendio de todos los sentimientos nobles del ser humano, diría más, no puede existir un profesional de la misma que carezca de ellos. Por eso la música es la vida. Que sería de todos nosotros sino existiera la música?, ¿Quién no recuerda el primer baile con la persona amada? Esos momentos tristes de cada uno, de sentimientos íntimos, sin una melodía que propague, los mismos hasta el fondo de nuestras entrañas, haciéndonos tiritar de emoción e incluso mojar nuestras mejillas por un amor perdido, un recuerdo alejado, y no olvidado. La música en toda su extensión es, para un servidor, el vuelo de miles de mariposas multicolores que revolotean a mi alrededor, en los instantes más alegres y tristes de mi vida. Porque sin ella no podría seguir existiendo.
Viene todo esto. Porque amo la música, toda, desde que nací. Cierto es también que tuve una facilidad para impregnarme de ella, porque en mi núcleo familiar, era para todos la razón de nuestra existencia, desde mi abuelo,  Joaquín Rubianes Otero, Director de la Banda de Música de Vilagarcía en diferentes etapas, de su vida hasta que falleció repentinamente un 22 de Agosto de 1921, justo un 22 de Agosto que nací yo, más de treinta años después, casualidad no?, sea como sea los ecos de su música, de su espíritu, de su devoción quedaron impregnados en aquella casa durante muchos, muchos años, y también por su hija y mi padre, que conservaron esa devoción por el arte de la música. Ella era pianista de conservatorio, mi padre no, él aporreaba las teclas como le decía su hermana mi tía Maruja Rubianes. Aún no sabía escribir bien, y ya sabía todo el pentagrama. Quizás ahí ya lo llevaba en las venas y fue mas fácil la decisión, aunque recuerdo esos años duros, muy duros para el niño que era yo, con 10 años hasta los 18, fue un continuo aprendizaje adentrándome en el más profundo secreto de la música. Con el tiempo consiguió su propósito, que amara la música como a mí mismo, y que todo sacrificio si perduras en él, tiene su recompensa. Eso me hizo ser mejor, en todo o eso creo, pero aprendí lo que hoy jóvenes que como yo de aquella,  lo intentan, no conseguiréis nada si vais a lo fácil, no seréis nada como personas, si abandonáis, sin el amor a lo que hacéis, sin la tenacidad hasta repetirlo una y mil veces, hasta que lo aprendas. Si sentís una atracción por la música, que os atrapa, y os enamora, poned tan sólo el esfuerzo, lo demás viene solo, os lo dice quien lo vivió, padeció y sobre todo amó cada día mas. Es un amor que nunca os dejará, no es humano, es algo simplemente divino y al alcance de muy pocos. Queridos jóvenes, tenéis todas las herramientas para ello, hasta el tiempo, cosa que otros ya no tenemos igual. El próximo día, hablaremos de los problemas de ya, que tenemos en la Banda de Música de Sanxenxo. Hay que reestructurarla, si no en un año o dos tenemos el problema de desaparición, y esto sería un error.

Un vuelo de mariposas

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