Vidas segadas

Amigos: “Sabes que estás en el camino correcto, cuando pierdes el interés por mirar atrás” ( Anónimo). “La envidia, existe solo en las personas… que no saben aceptar la felicidad en los demás (Proverbio chino). Hay cientos de miles de almas jóvenes, una generación y media, que están clamando venganza, los vi, lo sé, y no pueden dar el paso al otro lado, hasta que se realice su deseo, en todos y cada uno de los familiares afectados, políticos o fuerzas de seguridad en vuestras manos lo dejo. Un servidor, ya hizo lo que estaba en mis manos. Mientras ahora se hace negocio vendiendo libros, camisetas, souvenirs, y demás haciendo caja, a cuenta de los muertos, si, muertos coño, duele?, pues fijaros, mucho más les está doliendo a ellos porque no pueden descansar en paz.  En estos últimos días, he visto un programa en Televisión sobre el narcotráfico en Galicia y más concretamente en las Rías Bajas, el gran negocio para unos desalmados y la enfermedad para muchos más.  Viene todo ello, porque lo he vivido en primera persona, durante años, (desde los ochenta). En aquellos tiempos, no se sabía nada sobre drogas, nuestros dirigentes en general aún menos, porque ellos no pisaban las calles. He vivido in situ, situaciones terroríficas, desde desprecios de los demás vecinos hacia esos jóvenes enfermos e incluso hacia sus familias, apartándolos de la sociedad como si fueran juguetes rotos, inservibles que molestaban por el medio de los demás seres digamos, normales. Fueron unos años que el día a día era una auténtica lucha a favor de los mas vulnerables, adictos, y todo lo demás que los rodeaba, resumiendo, una guerra, de David contra Goliat. Desde los vecinos, desde las fuerzas del orden, que no estaban preparadas para una lucha que les pilló en paños menores.
El estamento médico en muchos casos, les ocurría lo mismo, aunque aquí si tengo que decir que su apoyo en esos momentos, fue vital para muchos jóvenes. En una entrevista, ya no me acuerdo, en que medio, dije que eran enfermos, no delincuentes, ni malhechores, ni vagos. A todo ello hay que añadir, que los que apartaban escupían y maldecían a los jóvenes enfermos, a la vuelta de la esquina. Estos que despreciaban a un ser humano joven y enfermo y dan la mano y las risas a su malhechor, merecían la misma condena que al final tuvieron los bien vistos, si queréis doy nombres, unos 100 o por ahí, aunque todos los conocemos, y la verdad, o siguen entre rejas, o ya están muertos, y os digo, y aseguro porque lo sé, sus almas nunca descansarán en paz.  Y como esto va a ser largo, los próximos días seguiré con esto, a veces hace falta recordar el pasado, para no repetirlo.
Lo malo de todo ello que por mucho que se recuerde el pasado, nunca se aprende. La aventura de mis años y fueron muchos  en ese submundo que está a medio camino entre la realidad más pavorosa y la fantasía más cruel, día tras día, fue de novela por momentos de novela rosa y por otros de terror.  Por momentos de lucha por mi vida y la de los que ayudaba y en otros de satisfacción de ver que el trabajo bien hecho. Tendría para escribir varias novelas, pero la memoria de tantos episodios y personajes que pasaron por delante de mis ojos, fue ingente, me olvidaría de algunos y no se  merecen que me olvide de ninguno, siempre tuve la sensación, que lo tenía que hacer, y lo hice, no me arrepiento al contrario, me siento orgulloso de lo realizado y los grandes seres humanos que trate y llegue a conocer, claro que para l9os hipócritas, eran desechos que había que borrar como fuera, paciencia, tenacidad y sobre todo amor, es la única manera bueno y conocer el medio donde te desenvuelves, no vale cualquiera, en absoluto se dio en mi, las tres o cuatro premisas necesarias para hacerlo, o me fueron concedidas.
No lo sé, marcamos una época avanzamos mucho en pocos años, y lo más importante para todos, hicimos ver a una sociedad que estaba desorientada, y no sabía lo que venía encima, que no eran terroristas, tan solo enfermos, trabajo costó, cuando dos hablan y uno no escucha, por miedo, por banalidad, o por hipocresía, pero con esas tenacidad, se logró levantar la estigmatización, popular de la que eran objeto, logrando dar la vuelta a una tortilla, donde los buenos eran señalados como malos yo en el medio porque estaba allí, y los malos como buenos y benefactores del pueblo por sus monedas eso si manchadas de sangre inocente. Hubo muchos judas de corbata, eran cobardes.  Seguiremos, un saludo amigos. Saúde e Terra.

Vidas segadas

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