De la necesidad de escuchar

Cuando hace prácticamente tres años el grupo socialista de Vilagarcía desembarcó en Ravella, la cosa ya no pintaba bien. Con una actitud de superioridad y prepotencia no quisieron escuchar al grupo municipal saliente que nos ofrecimos para ponerles al día de los asuntos pendientes en el Concello, algo habitual en los traspasos de poderes como estamos viendo estos días en Madrid. Esa actitud altiva con la que enfrentaba su mandato un Partido Socialista que había conseguido sólo  800 votos y un concejal más que el Partido Popular, ya apuntaba maneras. Habían llegado al despacho grande de Ravella siendo poco más de un tercio del total de los concejales de la corporación (8 de 21) pero tal se diría que habían arrasado con una mayoría absoluta que les hacía autosuficientes.
Pues aquí estamos, treinta y seis meses después confirmando los peores presagios. Todos aquellos mítines y hojas del programa electoral llenos de promesas de participación ciudadana, concejal número 22, diálogo y presupuestos participativos que pregonaron los socialistas en campaña, se quedaron en palabras vacías. 
Esa actitud altiva les llevó a no escuchar a los vecinos de As Carolinas y O Piñeiriño cuando les decían que no les gustaba el lugar elegido para los famosos composteros. Ni a los vecinos de Os Duráns y Carril cuando decían que querían una pista multideportiva, pero no donde había decidido unilateralmente el gobierno local. Les llevó a hacer oídos sordos a los representantes de la plantilla municipal en sus demandas, a los informes técnicos que desaconsejan los pasos para ciclistas en pasos de peatones, a clubs deportivos cuando solicitan mejoras en las instalaciones, a los vilaxoaneses cuando piden que se arreglen sus parques infantiles que dan pena. No escuchan a las personas que viven en Rubiáns, Cea, Bamio, Trabanca Sardiñeira,  A Torre, Trabanca Badiña. Castroagudín, Cornazo, Sobradelo o Fontecarmoa… cuando piden que se acuerden del rural. Muchos de ellos, hartos de sentirse ignorados, han recurrido al Partido Popular para que escuchemos sus quejas y las trasmitamos al alcalde mediante mociones. Y así lo hicimos. Ahora sólo falta que cumplan los acuerdos plenarios, porque estamos llegando al límite que ya estoy empezando a pensar que no se escuchan ni a sí mismos. Votan a favor para intentar no quedar peor con los vecinos y después no cumplen lo que aprueban.
Pero el colmo de todos los colmos lo estamos viviendo estos días. Hace meses que la calle y los partidos de la oposición real venimos diciendo que la obra de la Plaza de Galicia tiene elementos peligrosos. Que el paseo por la zona neurálgica del casco urbano de Vilagarcía se iba a convertir en un deporte de riesgo, sobre todo para personas mayores, niños, personas con discapacidad, especialmente las que sufren discapacidad visual. Al final su objetivo de humanizar el centro se convirtió en una deshumanización. ¿Qué puede ser menos humano que poner trabas a las personas más vulnerables? Cinco días después de abrir tuvieron que dar su brazo a torcer y pusieron un parche. Una pena que no hubieran escuchado el clamor popular antes, igual se habría evitado alguno de los 5 accidentes.
Estos son algunos ejemplos de la sordera manifiesta de los socialistas locales y de que es más fácil hablar que escuchar. Al señor alcalde y al resto del grupo socialista les pido que salgan de su torre blindada, que pisen el suelo  y que escuchen a su alrededor. A veces no les va a gustar lo que oyen, lo sé por experiencia, pero hay que endurecer un poco la piel que igual la tienen demasiado fina para el cargo que ocupan.  A mis vecinos y vecinas les pido un poco más de paciencia. Ya sólo queda un año.

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