El harmonicazo

El Vilablues, es el nuevo episodio que se le ha atragantado a este gobierno. La próxima semana sonarán acordes y ritmos reconocibles de este género. Habrá escenario y habrá público. Sería una auténtica lástima que no se llegara a celebrar, aunque los responsables políticos locales lo han hecho tan rematadamente mal, que lo han puesto al borde del abismo.
Por si alguien no ha seguido los detalles y los mensajes entre líneas de este asunto, el resumen es muy fácil: El gobierno ha metido la pata, una vez más se ha dormido en los laureles y ahora, sin tiempo, se da cuenta de que los festivales hay que programarlos, ya sólo falta que se den cuenta de que si es con la antelación suficiente, mucho mejor. Lo de este gobierno socialista es la personificación de la desidia, de la desorganización y de la mala gestión. Les salva que hay personal técnico en el Concello que les pone las pilas para que no incurran en errores garrafales que bien podrían terminar en grandes titulares de la crónica judicial.
Cada vez que los socialistas locales tienen que organizar un evento, meten la pata. Y lo hacen, básicamente por dos razones. Una, porque todo va a golpe de capricho. La otra, es que no debe de haber ni un solo calendario o almanaque en Alcaldía porque siempre van tarde y no les queda tiempo para hacer las cosas al derecho. Es lo que tiene ser la cigarra de la fábula, en lugar de la hormiga trabajadora…
En este asunto (que va camino de culebrón) hay pocas certezas, muchas dudas y un sentimiento de que todo es una chapuza que da miedo. Una de las pocas evidencias de este proceso es que si alguien tiene todo el talonario de papeletas de un sorteo, le toca seguro. ¿Alguien duda de quién va a ganar el concurso público que debería garantizar la “libre concurrencia” que está en marcha para organizar el Vilablues? Seamos benévolos y dejémoslo en que al 99% la organización se va a parecer mucho a la de ediciones anteriores… Entre otras cosas porque no creo que haya muchas empresas que puedan organizar un evento de estas características con unas pocas horas de margen, sobre todo cuando te dan el cartel y las fechas de actuaciones ya cerrados desde hace meses.
Lo único que parece que queda claro es que a pesar de que el procedimiento es legal (¡sólo faltaba!) en la parte política de Ravella se está haciendo costumbre caminar sobre la cuerda floja. Cada vez que trascienden detalles de un concurso, hay que tomarse un protector de estómago. Podemos recordar cuando este alcalde dijo públicamente qué empresa quería que ganase el proceso para la  redacción del PXOM y… ganó su “preferida”. Vieja política de la mala protagonizada por los que cada vez son menos nuevos políticos.
La imagen del alcalde subido a un palco con una harmónica de grandes dimensiones en el VilaBlues ha dado en llamarse “el harmonicazo”, que rima con “batacazo”, entre otras cosas…. A pie de calle se escucha de todo al respecto, pero hay un argumento que se impone por la repetición: Que la soberbia de alguno de los y las protagonistas empieza a ser muy molesta. 
¿No sería más transparente reconocer que se ha metido la pata, que se les ha echado el tiempo encima, que así no se puede organizar un festival serio y que no se han ni leído la nueva ley de contratos? La respuesta es “sí, claro”, pero entonces ya no sería este gobierno, que pasará a la historia por cometer todos los errores posibles pero que es incapaz de reconocerlos y que en cuanto pueden le cuelgan el marrón al primero que pasa cerca. Es lo malo de creerse que tienes el despacho en el Monte Olimpo, donde residen los dioses y los héroes, en lugar de en la casa de la ciudadanía, con los pies en la tierra, donde todos somos humanos y podemos cometer errores.

El harmonicazo

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