El mundo al revés

Vilagarcía lleva 3 años y medio avanzando, pero en sentido contrario. Cosas de los socialistas, que en Ravella parecen haber encontrado un perfecto banco de pruebas de todos los despropósitos imaginables. A los vilagarcianos se nos está quedando cara de conejillos de indias y hace tiempo que nuestra paciencia se ha agotado. Cansados de ver cómo Varela y los suyos van por libre, he de reconocer que empieza a ser difícil llevar la cuenta de las pifias y fracasos que atesoran.
Fracaso, antológico, el del experimento sin gaseosa de Víctor Pita. Sólo en la cabeza del alcalde y de quien gasta palmas para aplaudir sus ocurrencias cabía que para plantar un carril bici hacia Vilaxoán hubiese que eliminar otro de coches. La lógica se impuso y los vecinos ganaron otra batalla al gobierno, que les castiga sin miramientos y les desprecia continuamente. Eso sí, han dejado los pivotes para que sea más peligroso que antes, especialmente para los ciclistas, a los que ahora no se puede adelantar a no ser rozándoles.
Fracaso también es lo de la Plaza de Independencia. En plenas Navidades se meten a hacer un proyecto que nadie les ha pedido y que llevan anunciando un año Casi medio millón de euros para hormigón. Y a los taxistas, los van a cambiar dos veces de sitio. ¿Pero lo hacen bien? ¡¡No!! Ahora en Vilagarcía para subirse a un taxi hay que invadir el carril de los coches para abrir la puerta del copiloto. Ni los autopatronos ni nadie lo entiende… salvo el alcalde y sus palmeros.
Ahora, para fracaso mayúsculo lo de intentar anotarse un tanto con un transformador que anuncian colocar en los bajos de la Escuela Infantil de Vilaxoán, el día siguiente a que desalojen un colegio en Pontevedra porque un transformador se incendia… En Pontevedra lo quitan. Aquí lo quieren enterrar en un “búnker de hormigón”. ¡¡Ahora lo entiendo!!! Queda confirmado: lo que realmente pretende Varela es meter todo Vilagarcía en un búnker de hormigón (por cierto, mismo material y mismo aislante que el cajón de su despacho donde esconde las peticiones vecinales, el PXOM, la RPT, el concejal 22, los presupuestos…)
Es el mundo al revés. La ciudad donde los semáforos se ponen después de los pasos de peatones, como en Doctor Tourón. Donde las nuevas humanizaciones destiñen como si fuesen viejas. Donde los vecinos tienen que decorar los árboles de Navidad porque el Concello no lo hace y donde los escaparates tienen más luces y más espíritu que todo el gobierno junto…
Estamos ante unas Navidades tristonas en el centro y ya no te digo nada en el rural, especialmente para el comercio y la hostelería. No hay música, no hay adornos, no hay luces, no hay ambiente navideño. Estamos a la cola del lucerío de la provincia. Todos hacen un esfuerzo, menos el alcalde Varela, que no atiende ni entiende. El mismo que se enfrenta y acusa a quien lleva dos décadas trayendo a la flor y nata de las categorías de base del fútbol internacional y que ahora tiene que hacer lo contrario a los del Almendro… ahora, se marchan por Navidad… Lo dicho, es el Concello del mundo al revés. De todos modos, por suerte, estas son las tristes pero últimas Navidades de este gobierno. Ya queda menos para que todo vuelva a la normalidad y que de una vez por todas avancemos en la misma dirección de la lógica. Tic tac…

El mundo al revés

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