La inclusión en tiempos de coronavirus

Esta semana, rara como las últimas y extraña como las anteriores, en pleno confinamiento, ha habido tiempo para seguir explorando en lo más profundo de nuestro ser, en nuestra familia, para ir poco a poco relativizando las grandes cifras, que se desbocan a cada informativo que las actualiza y a recorrer los rincones ya recorridos de casa. Sin embargo, también ha habido tiempo para rendir un homenaje, entre los ya tradicionales aplausos de las 8, a un colectivo que se enfrenta al más difícil todavía.

Celebrar el Día de las personas con síntoma del espectro autista encerrados en casa es raro, diferente y más difícil que nunca. Difícil porque por mucho que nos queramos poner en su piel, no me puedo imaginar lo que tiene que ser para estas personas y su familia vivir una situación como la actual. Como en cada gran norma tiene que haber excepciones. Y sin duda esta lo es. Son personas que, por prescripción médica necesitan salir a la calle, ver el cielo, que les dé el sol y caminar al aire libre. El problema viene cuando hay quien desde los balcones ejerce de censor desde el más cruel de los desconocimientos. Antes de insultar, señalar e incluso denunciar a quien no incumple las restricciones de quedarse en casa, pensemos dos veces lo que tiene que suponer este “encarcelamiento” casero temporal. El aplauso de las 8 también ha de ser para ellos y para los suyos…

Vivimos en un país en el que impera la presunción de inocencia, no cambiemos las normas aunque haya cambiado el panorama. La inclusión no es un concepto metafísico, es una manera de entender la vida. Siempre he defendido y defenderé que mi pódium de valores es precisamente la inclusión, la tolerancia y el respeto. Y en plena pandemia, mucho más.

Este colectivo lanza un grito de ayuda, un “basta ya” de tener que justificarse cada día, cada paseo prescrito por un médico. Han llegado a promover una iniciativa, la de identificarse con un pañuelo azul como salvoconducto… Es dramático tener que llegar a esta situación. ¿Autoidentificarse por cumplir las normas? Me parece el colmo y el atajo más insolidario hacia una sociedad peor. Tantos avances sociales conquistados en los últimos años y décadas para acabar estigmatizando a quien ya libra mil batallas a diario contra los elementos… no puedo comprenderlo. Tal y como yo lo veo, la inclusión real y efectiva depende de cada uno de nosotros en cada una de las situaciones que afrontamos. Es como un gran cubo de Rubik en el que hay que ir moviendo facetas y girando conceptos hasta completar un primer color. De nuestros compañeros de balcón y de que hagan lo mismo depende que el cubo se complete. Ese será el éxito de una sociedad moderna, responsable e inclusiva. Los españoles estamos dando un gran ejemplo de responsabilidad (con excepciones, eso sí) en una época en que toca permanecer a salvo en casa. Lo que tenemos que lograr ahora es que por culpa de este maldito virus no retrocedamos en todo lo avanzado.

Celebrar el día de las personas con síntoma del espectro autista con carteles, pancartas y globos azules está genial, se lo merecen porque ellos también son héroes. Yo, soy muy de color azul (al logo de mi partido me remito) pero es imprescindible que cada vez tenga más blanco de fondo porque muchos empiecen a ver la luz en la tarea de la inclusión y menos negro, que es donde crece y se multiplica la intolerancia y la sinrazón. #QuédateEnCasa y ábrele las puertas a una sociedad más solidaria con todos. Se lo merecen. Gracias.

La inclusión en tiempos de coronavirus

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