Navidad a oscuras

stos días no se habla de otra cosa en las calles de Vilagarcía. En las calles, a oscuras por cierto, que tiene esta ciudad. Pocas luces en todos los sentidos para alumbrar unas fechas que tendrían que ser el faro que nos guiase. Se pueden poner mil y una excusas, pero lo cierto es que mientras escribo estas líneas, mi ciudad no puede decir que a 9 de diciembre esté sumida en la Navidad. Es una lástima porque siempre han sido días especiales. A los que les gusta y no les gustan los adornos y villancicos, que haber hay de todo, les sorprende que no haya ni espíritu, ni ambiente, ni luces, ni nada. Entre tinieblas tenemos el centro y por desgracia, con especial simbolismo, el rural, que sigue olvidado de nuevo por quien solo ve para plaza de Galicia.
No veo yo que haya desembarcado toda la parafernalia habitual. Es como si los encargados de sacar el árbol del desván no hayan encontrado a tiempo la llave y les dé pereza colocar las bolas y el espumillón. ¡No lo hacen ni por los niños! Es una pena, porque no podrán decir que les ha cogido por sorpresa. ¿Es demasiado obvio decir que todos los 24 de diciembre es Nochebuena y los 25 Navidad? Pues parece que hay que refrescarle la memoria a los que mandan, porque se les ha vuelto a pasar.
Estos días veía con cierta envidia cómo otras ciudades engalanaban cielo y tierra para que dudásemos si estábamos en una película de Papa Noel al más puro estilo Hollywood y luego veía por la ventana y lo único que se percibía en la gente de Vilagarcía era el frío en las mejillas, y ahora, por suerte, la lluvia. Pero poco más.
He escuchado quejas y críticas que no vienen a cuento especificar una a una, pero sí que es verdad que no está gustando. En un puente de diciembre que empieza a tocar a su fin, en Vilagarcía parece que no quiere arrancar el concepto navideño. Ayer veía prisas e improvisaciones de camiones a última hora haciendo lo que tendría que estar hecho desde hace semanas. Es como presentarse a un examen sin haberlo preparado y con la intención de copiar de quien sea para sacar un 4,9 que es casi un aprobado raspado. Otros buscan la excelencia. Aquí buscan cubrir expedientes…
No ha gustado el árbol del año pasado “tuneado”, ni la poca implicación del Concello porque se enterase todo el mundo. Ni tampoco que se haya encendido solo la lamparita de la mesilla de noche (plaza de Galicia) con el resto de la casa (Vilagarcía) totalmente a oscuras. De hecho, en lo único que se han dado prisa es en conectar el arbolito de la discordia y marcharse a su casa corriendo (con decir que el acto acabó antes de la hora de inicio prevista, ya se dice todo).
“Deslucido” se queda corto como concepto. Más bien habría que decir “a plazos”, porque lo de castigar a tantos vilagarcianos a esperar a que les toque su luz suena más a las pedreas de consolación que al merecido premio del espíritu navideño (y de los impuestos que pagamos todos). Este gobierno lleva 30 meses castigando todas y cada una de las tradiciones que nos hacen únicos. Ni van a las fiestas, ni apoyan a los organizadores, ni apuestan por la Navidad, ni por las citas de exaltación de nuestros productos estrella… nada. El daño es profundo. La lástima inmensa. Y la solución muy sencilla: apostar por lo que nos une y dejarse de excusas.
No seré yo la que critique la calidad de las luces contratadas. Pedimos ya copia del informe completo para tener datos. Ahora bien, una cosa quiero decir: Vilagarcía tendría que verse en el espejo de las grandes ciudades, como esos tocadores de los artistas en sus camerinos rodeados de brillantes bombillas encendidas. Si nos queremos ver en el espejo roto de bolsillo de los pequeños pueblos, que nos avisen, que la falta de luces se palía con buenas ideas… Feliz Navidad a todos los vilagarcianos, especialmente a aquellos que llevan días haciendo esfuerzos para ver luces donde solo hay plomos fundidos. 

Navidad a oscuras

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