No saben, no contestan

Ha probado alguna vez a discutir contra un muro? Yo sí. Por lo menos una vez cada 30 días. Le llamamos “pleno de la corporación” y es el último jueves de cada mes. Es como predicar en el desierto esperando que el desierto te conteste. Desde 2015 estamos sufriendo esa callada por respuesta que está llegando a lo que se suele llamar abuso de autoridad.
Ya sabemos que el PSOE no es precisamente el mejor ejemplo de diálogo y transparencia en la gestión. ¿Cuál, el de Vilagarcía o el de Madrid?... pues ninguno. O no saben, o no contestan. O no saben que tienen que dimitir o no contestan porque cada vez que abren la boca empeoran las cosas. Pues en Ravella ocurre lo mismo. Este gobierno lleva tiempo dando síntomas preocupantes de inacción política severa. Han llegado a la recta final del mandato agotados, yendo cada uno por su lado, improvisando y metiendo la pata en cada decisión que toman. Casi parece que tienen una competición a nivel interno a ver quién hace menos o quién lo hace peor y claro, eso no se puede contar ni a la oposición ni a la ciudadanía.
Cuando a un gobierno se le hacen preguntas y este se escabulle pueden pasar dos cosas, igual de graves. O no tienen ni idea de su área, confesando que les va grande el puesto, o es que si dicen la verdad es peor que si quedan de incompetentes por desconocimiento. En algunos casos se han dado las dos en la misma persona y por el mismo tema. No es fácil para el común de los mortales, lo sé…
El ridículo socialista se hace más evidente en los plenos, cuando no le gustan las preguntas que se le formulan desde la oposición en su labor democrática de fiscalización del gobierno. La ira, el desprecio por los demás representantes democráticos de la ciudadanía y el ego les llevan a negarse a contestar y aplazar su respuesta al siguiente pleno, para ver si así se nos olvida. Ha llegado a tal extremo la burla de mal gusto que en un pleno, ya molesta porque no me respondía a ninguna de las cuestiones concretas sobre su área, le pregunté a Pérez Callón si realmente era el Concejal de Tráfico y Seguridad Ciudadana y me esquivó diciendo que “me respondería en el próximo pleno”. ¿Se puede ser más irrespetuoso con la labor de la oposición?
El alcalde, ese gran experto en materia urbanística que ahora se le da por meterse a monologuista en las sesiones plenarias (aprovechando además el momento en que sabe que nadie le puede contestar a esas “cátedras” que nos pega) ha quedado seriamente tocado en su área fuerte. Es muy dado a criticar a los demás sin argumentos y creerse infalible. Lo que pasa que los que estamos en frente sí nos preparamos los asuntos y sí hacemos los deberes y sobre todo, no manipulamos los datos y mucho menos en el salón plenario. Digo esto porque a veces es mejor no contestar que no saber, pero la arrogancia es atrevida y se convierte en el primer síntoma de la autocomplacencia política. Por no saber, la concejala responsable no sabe cuántas plazas de aparcamiento va a eliminar de Alejandro Cerecedo. Por no saber, el concejal de Tráfico no sabe que tendría que ser responsabilidad suya saberlo. No saben en el gobierno cuánto tiempo va a estar cortado el acceso a la escuela infantil de A Lomba. Tampoco sabe el gobierno qué están arreglando exactamente en el paseo de la playa. Ni por qué hay plantas que pinchan bicis. Ni por qué la maleza  está invadiendo todo el municipio o por qué las ratas no ayudan y se esconden en lugar de campar por toda la ciudad. Por no saber no saben si la palmera de Ravella está viva o muerta. O simplemente no contestan. Ni a nosotros ni a los vecinos cuando se dejan los nudillos llamando a la puerta del gobierno, que cada vez tiene más candados. Ni están, ni se les espera, ni saben, ni contestan, ni escuchan, ni gobiernan… Menos mal que ya queda menos.

No saben, no contestan

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