El plano social de la crisis

La actual situación, como todo en la vida, tiene varios prismas para ser analizada. Tras el primer jarro de agua helada de la realidad y las miles de pérdidas irreparables que se ha llevado por delante, aparecen en el presente y sobre todo en el futuro, otras crisis a las que también estamos obligados a prestar atención. Tras haber puesto freno a la sanitaria, aparecen con fuerza la vertiente económica, la laboral, la familiar y por encima de todas, la social.

En mi vida política he tenido la responsabilidad y en el fondo la satisfacción de poder ver cara a cara las necesidades de las personas, situaciones de especial vulnerabilidad y auténticos dramas que suceden y que son invisibles para la gran mayoría. Reconozco que los problemas te los llevas a casa, los absorbes en cierta manera y cuando puedes ayudar a resolverlos se convierten en pequeños triunfos.

Leo estos días mil y una reacciones sobre la renta mínima vital. Ni un voto en contra de ningún partido. En 2020 España tendrá un sustento para los miles familias azotadas por las crisis. Es un flotador para no hundirse, un pequeño salvavidas. Lo malo es cuando perdemos la perspectiva y no vamos al origen. ¿Dónde nació la idea? Pues que nos lo pregunten a los gallegos, que llevamos 30 años de ventaja. La diferencia es que aquí le llamamos Risga (Renta de Integración Social de Galicia) Menos rimbombante pero igual de efectiva que la pólvora recién descubierta por alguno. Es importante recordar que fue aquél gobierno de Manuel Fraga que gestionaba el traspaso de la Sanidad, el plan de lucha contra incendios o la red de carreteras, el que implantó un sistema de renta mínima vital. 30 años! Tres décadas y aquí sigue funcionando a pleno rendimiento. Todo un progresista de su época, por mucho que le pese a algunos.

La renta hay que implantarla y habrá que sostenerla. Aquí en Galicia hemos dado cumplida cuenta de cómo hacerlo. La gestión social empieza por ahí, pero se ramifica mucho más allá. Feijóo puso en manos de los papás y mamás una Tarxeta Benvida que hoy ayuda a los gastos de los bebés hasta los 3 años. Algunos lo criticaron, pero las familias agradecen el avance. Feijóo entendió que si las autoridades sanitarias impiden reabrir las escuelas infantiles o los centros de día había que sostener ese gasto y aprobó un Bono Coidado para pequeños, para mayores y dependientes. Otros buscan tres pies al gato. Fue el mismo Feijóo que blindó que los segundos hermanos fuesen gratis a las escuelas infantiles. También hubo quien volvió a abrir la boca para lo único que hacen: criticar. Ahora, con las asociaciones que más directamente tratan la crisis social a diario, el presidente de la Xunta acaba de aprobar un nuevo dique de contención frente a la pobreza: la tarjeta monedero de hasta 900 euros para comprar alimentos. ¿Adivinan quién lo va a criticar? Pues sí, los mismos que no saben de Historia de Galicia y que se creen que han descubierto los secretos de los Servicios Sociales.

Dicen que no hay nada mejor que dejar que la gente se retrate sola. Mientras el Presidente Feijóo invierte cada minuto en seguir gestionando esta crisis y poniendo todos los recursos disponibles para los gallegos y las gallegas, otros siguen haciendo viejas campañas, desteñidas por la nueva normalidad. Repitiendo mantras que ya no funcionan porque nunca fueron verdad y porque ahora suenan a sloganes insultantemente falsos. Hay quien gestiona y quien lo único que ha cambiado es lo de salir en los mítines encubiertos con mascarilla, porque todo lo demás suena a muy viejo. Yo me quedo con quien tiene experiencia en sacarnos de crisis anteponiendo a las personas sin actos electoralistas. Para el resto sobran aspirantes. Hace 30 años hubo quien se adelantó a su tiempo y a día de hoy hay quien sigue pensando en blanco y negro. En Galicia, por suerte, sigue imperando el #sentidiño por mucho que algunos y algunas griten…

El plano social de la crisis

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