Lucha fratricida

Según el Diccionario de la Real Academia, “cainismo” significa “actitud de odio o fuerte animadversión contra allegados o afines”. Precisamente, esta actitud y comportamiento han sido la clave que explica el fracaso de la investidura del líder socialista Pedro Sánchez, como Presidente efectivo del Gobierno, debido a  la abstención de su socio preferente, el partido Unidas Podemos de Pablo Iglesias.

Lo anterior confirma el vaticinio premonitorio del filósofo y actual presidente socialista del Senado, Manuel Cruz, cuando afirmaba que, “PSOE y Podemos tienen que tener cuidado y no caer en el cainismo, un viejo pecado de la izquierda”.

Pese a tratarse de un divorcio o ruptura anunciados, se vino manteniendo la impresión de que era posible un acuerdo de coalición cuando, pese a la escenificación de ofertas y contraofertas, cada vez se acentuaban más las diferencias ideológicas y los enfrentamientos personales entre los dos líderes, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.

La gran paradoja de esta crisis consistió en que la renuncia abnegada de Pablo Iglesias de entrar a formar parte del posible y futuro gobierno de coalición, no sólo no desactivó la tensión y la pugna fratricida que ya existía entre ambos líderes, sino que, además, avivó y reforzó las reivindicaciones del líder de Podemos y de su partido, para acceder a un gobierno efectivo donde desempañasen cargos en proporción a los votos obtenidos.

Ese planteamiento estaba condenado de antemano al fracaso pero se vino disfrazando la realidad y las verdaderas intenciones de ambas partes hasta que se produjo la citada decisión de Pablo Iglesias de renunciar a ser miembro del Gobierno.

Ese gesto, de gran valor político de Pablo Iglesias, le sirvió para reivindicarse ante sus partidarios y produjo el efecto de obligar a Pedro Sánchez a tener que “retratarse” y, a su vez, “retractarse” de sus pretextos y excusas basados en el escollo de las pretensiones personales de Pablo Iglesias.

Esa pugna y desencuentro entre el Partido Socialista y su socio preferente Unidas Podemos confirman lo que suele decirse de la relación entre el alma y el cuerpo que “son dos enemigos que siempre van juntos y dos amigos que no se pueden ver”. 

Esta situación confirma los estudios de sicología que reconocen una mayor hostilidad y dificultad de reconciliación entre los que son afines o allegados que entre los que son adversarios o contrarios.

La historia nos demuestra que los hermanos separados que se disputan el dominio propio sobre sus ideas y territorios suscitan y despiertan enfrentamientos y luchas fratricidas más crueles y duraderas que las que se mantienen entre enemigos o adversarios.

Igual ocurre, cuando la pugna se mantiene entre los miembros de un mismo partido, como reconocía el político inglés Winston Churchill, afirmando que, “nuestros adversarios están en frente, nuestros enemigos atrás”.

Lucha fratricida

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