VEN PARA CRECER

Ver para creer es la expresión utilizada para manifestar la sorpresa que nos produce un suceso o acontecimiento inusual y extraordinario que si no lo “viéramos con nuestros propios ojos”, no lo creeríamos. Este principio es el opuesto al que sirve de fundamento a la fe, pues ésta  consiste en “creer lo que no vimos”. Lo anterior cobra un especial valor en esta época de la “aldea global” y de las comunicaciones, pues como dice Giovanni Sartori “estamos en la hora del homo videns”.
Esa realidad de la visión instantánea y global que caracteriza a nuestra época nos ofrece algunos ejemplos especialmente significativos de cómo las imágenes actúan de aldabonazo en nuestras conciencias y despiertan la sensibilidad  y solidaridad humana. Nos referimos a la conmoción universal que determinadas escenas y pruebas visuales han producido en el espíritu y conducta de personas, pueblos y naciones.
Como prueba paradigmática de la reacción solidaria y humanitaria que la reproducción de esos hechos produjo en el mundo, puede citarse la imagen estremecedora de la niña de nueve años Kim Phuc, llamada la “niña del Napalm” huyendo desnuda y abrasada por la gasolina en una carretera entre Vietnam y Camboya, que dio la vuelta al mundo y contribuyó al fin de la guerra en Vietnam.
Idéntica reacción de rechazo y también de revulsivo de la conciencia humana produjeron otras imágenes de actos atroces como lapidaciones, decapitaciones y ejecuciones de especial crueldad que públicamente ofrecen los medios de comunicación social y que no siempre encuentran en todos los Estados la necesaria y enérgica condena que merecen. El caso más reciente ha sido la imagen del niño sirio de tres años Aylan Kurdi, yaciendo ahogado en una playa turca y la repulsiva escena de la reportera gráfica Petra Lazlo, golpeando a un padre con su hijo en brazos que huía como refugiado en busca de asilo y acogida.
Lo tremendo de esos hechos que conmocionaron a gran parte del mundo al contemplarlos y nos confirma la idea de que “una imagen vale más que mil palabras”. Esas escenas y situaciones denunciadas y divulgadas por los medios de comunicación, con todo el dramatismo que ofrecen, fueron las que movieron al Consejo de Europa a hacerse cargo de los cientos de miles de seres humanos que huyen de las guerras, el hambre y la desesperación, en demanda de auxilio y de una vida más digna y segura.
En conclusión, resulta inaceptable y desalentador que la humanidad sólo reaccione y afronte los infortunios y calamidades que le afectan, cuando dichas desgracias “saltan a la vista” o cuando a través de los medios de comunicación social, “se hacen presentes”, con toda su crudeza y realismo. Si es lo que vemos lo que nos hace atónitos y espolea nuestros sentidos humanitarios y solidarios, no resulta vano insistir en la importancia que tiene la difusión y reproducción de esas imágenes, pues gracias a ellas se hace realidad la expresión “ver para creer”.

VEN PARA CRECER

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