Un luchador para un pueblo

Conocí a Carlos Marcos con apenas 16 años y a su familia, de toda la vida. A Carlos lo vi nacer en el coruñesismo a la vera de mí siempre querido y recordado Pepe Dopeso. Con tan pocos años demostraba ya un amor y una entrega para La Coruña que hoy, casi 40 años después, mantiene intacto y creciente. Cuando el asunto capitalino azotó los cimientos de nuestra ciudad, Marcos le plantó cara el mismísimo Manuel Fraga y no dudó en participar activamente en la multitudinaria manifestación coruñesista del 8 de Junio de 1982. Creo que fui yo, en este mismo periódico, el que le hizo su primera entrevista y el titular tendría perfecta vigencia a día de hoy: “La Coruña merece otro trato”. He seguido a lo largo de los años la trayectoria de Carlos Marcos, hoy empresario, pedagogo y presidente del partido que fundó con Pepe Dopeso en el año 1987: UNION CORUÑESA. No es Marcos un político al uso, no vive, ni lo pretende, de la política y eso le da una independencia que para sí quisieran muchos paniaguados de la política que por mantener sueldo y cargo se rompen la espalda haciendo genuflexiones ante los jefes de los que depende ir o no en una lista. En otras palabras, de los que depende su sueldo. Por eso quiero valorar a este coruñés de raza. Este artículo no se me ocurre a mí. En este agosto caluroso cuatro amigos comparten aperitivo en una terraza de El Parrote. Al llegar me siento y estaban hablando, ¿se lo imaginan? de Carlos Marcos. Me llamó la atención porque los cuatro fueron peperos activos, de los que en la Ciudad Vieja llenaban las urnas de votos populares. ¿Y qué decían? Pues reconocían los méritos y los valores que Marcos mantiene y defiende desde hace cuatro décadas. Al final, todos de acuerdo, decían que Marcos merece confianza, que La Coruña vuelve a necesitar a personas que defiendan la ciudad por encima de intereses personales o de partido. Que sientan, amen y luchen por devolver a nuestra querida Marineda el esplendor de otros tiempos. Así es, queridos lectores, más allá del marketing político y de las grandes siglas han de estar las personas. Decía Margaret Mead que no se puede dudar de que un grupo de ciudadanos pensantes y comprometidos puedan cambiar las cosas. Que Marcos ama a La Coruña no cabe ninguna duda. Que se está dejando la piel por nuestra ciudad, tampoco. Por eso me atrevo a escribir que Carlos Marcos merece el reconocimiento de los coruñeses y que La Coruña se merece a su servicio personas como éste buen hombre.
En el año 2010 Marcos escribió su primer libro: “La Coruña puede” y sé que está acabando ya su segunda publicación que, les adelanto, se llamará “Pensamientos desde La Coruña”. Espero ansioso un ejemplar de su nuevo trabajo y se lo aconsejo a todos ustedes. No lo sé, pero, conociéndolo, apostaría a que, otra vez, los beneficios que le procure su libro irán destinados a una obra benéfica. Apunten la Cocina Económica y que Marcos me perdone. Y ¿por qué los escribo? Porque si no lo digo “reviento”.

Un luchador para un pueblo

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