¡MERIENDA DE NEGROS!

La prensa lo ha pregonado a los cuatro vientos: Solos, descoordinados y sin aval de Génova para sortear el desencanto, los barones del PP combaten el descrédito de la política con medios unilaterales. Y es bien cierto que el antes homogéneo universo popular ofrece ahora una variada casuística. Por su parte, la dirección del PP afirma que no puede actuar en el ámbito institucional. O sea, una merienda de negros.
Recorramos determinadas comunidades, empezando por Extremadura: el presidente Monago sigue en sus trece. O sea, ocho años de presidente y ni uno más. Además dice que es prioritario rebajar el porcentaje de votos del 5% actual al 3% para conseguir representación parlamentaria. Los socialistas se oponen .
Vámonos a Galicia: menos diputados autonómicos en la próxima legislatura. Quedarán 61 de los 75 escaños actuales. Feijóo estaría satisfecho si la Ley Electoral garantizase que gobierne la lista más votada en el caso de los ayuntamientos, con lo cual la candidatura de Negreira para La Coruña la veríamos en globo. Caso de Valencia: el presidente Fabra habla de la elección directa de al menos un tercio de los diputados. Así, los ciudadanos elegirán a un único dirigente con el que tendrían una relación más directa. Ya estamos en Madrid. Aquí será la repanocha: se trata de acercar el mando de la política con la sociedad. Un tercio de los 129 diputados de la Asamblea serían elegidos directamente por el ciudadano y después se votaría a la fuerza política para el resultado general. El PP de Madrid ha planteado la necesidad de primarias para la elección directa de los cargos del partido. Aquí, Esperanza Aguirre, señora de horca y cuchillo, tiene mucha tela que cortar.
Y por último vamos con Baleares. El presidente Bauzá suprimió casi todas las subvenciones y acabó con la práctica habitual de colocar enchufados. Bueno, pues el balear redujo en un 60% el número de empresas públicas, eliminó cargos de confianza y despidió a 800 interinos. También ha excluido a los imputados de todo tipo de cargos públicos. En La Coruña hace tanta falta un Bauzá como el pan nuestro de cada día.