Orozco el impresentable

La estulticia humana no tiene límites. Las paridas que pueden llegar a vomitar el llamado “Homo Sapiens” son a veces inconmensurables. Cuando leí las insensatas –salvo que alguna sustancia le haya alterado el cerebro- del alcalde de Lugo, el socialista López Orozco, tuve que pellizcarme para comprobar que estaba despierto y que no había sido víctima de una pesadilla. El gordinflón munícipe –que siempre ha estado en las antípodas de la elegancia- dijo lo que sigue: “dende o 16 de xuño ao 16 de xullo, que foron os días máis graves da folga, aumentou o turismo na nosa cidade”. Y respiró hondo y satisfecho, después de haber soltado por la radio semejante disparate. Semejante esperpento oral merecía un fulminante cese inmediato para Orozco I, el impresentable por parte de quién tenga facultades para ello. Y el tal Orozco soltó la estúpida sentencia cuando por aquellas calendas ya iban ¡¡53 días de huelga de la basura en Lugo!! Pero no satisfecho con el primer exabrupto, cuando la locutora le preguntó si consideraba que la huelga hizo “efecto propaganda”, el “coitado” respondió: “efectivamente”. Vamos, como para morirnos todos ante semejante doble disparate. A tenor de lo dicho por el políticamente insensato Orozco, habrá que recomendar a los puntos fuertes del turismo nacional (Canarias, Levante, Baleares, Cataluña, etc.) que llenen sus localidades de basura y mierda de todos los matices para que así fluya aún más el turismo.
Desde estas humildes líneas solicito para el inteligente Orozco la medalla de honor de la “burramia”. Ya lo dice el aforismo latino: “Quod natura non dat, Salamanca non praestat” que, libremente interpretado, vendría a ser algo así como “no es la miel para la boca del asno”, o, acudiendo a la frase evangélica, diríamos, “no echéis las margaritas a los puercos”, siempre hablando en el campo de la política, claro está.
También se me biene a la memoria la estrofa del clásico: “Perpetuos se venden oficios, gobiernos, que es dar a la villa ladrones eternos”. ¡¡Pobre ciudad de Lugo!! Oh, Dios, qué buen vasallo si hubiera buen señor.

Orozco el impresentable

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