LAS TERRAZAS DE NUNCA ACABAR

Si no lo leo, no lo creo: el Ayuntamiento carece de comisión de terrazas… ¡¡17 meses después de aprobar la ordenanza!! Manda carallo, con la rapidez del Gobierno municipal. O sea, que los prebostes del Gobierno local anunciaron en febrero de 2013 que el ente estaría formado por vecinos, hosteleros y discapacitados y que, a mayor abundamiento, velaría por el cumplimiento de la norma municipal.
Pero, que si quieres arroz, Catalina, a más de mediados de agosto seguíamos así, en pelota picada con relación a las benditas terrazas. Ya en su día el BNG se hinchó de preguntar por la aplicación del documento, pero el señor alcalde y su “competente” mariachi siguen veraneando en Babia, lugar elegido por antiguos monarcas para holgar a gusto y disgusto.
En efecto, los bloqueiros preguntaron cuándo se va a crear la Comisión Especial de Terrazas. El alcalde no sabe, no contesta. Siguen preguntando si se va a crear. El alcalde no contesta, no sabe. Interrogan quién va a formar parte de ella. El siempre riente alcalde ni sabe, ni contesta.
También piden explicaciones sobre las razones que catapultan al Gobierno municipal a no haber reunido a sus participantes en el transcurso de nada menos que año y medio. Aquí, el alcalde prefiere ir a tomarse unos chiquitos a la calle de San Juan.
Al fin y a la postre, ha proclamado día festivo el de dicho santo y mandó al ajo puerro la festividad de la Santísima Virgen del Rosario, con el consiguiente, gigantesco y tremendo cabreo de toda la Ciudad Vieja de La Coruña. Y aún con el incomodo de todo el gremio sensato de la Ciudad nueva, como a su debido tiempo se podrá comprobar en los comicios municipales.
El BNG fue más lejos y preguntó cuántos establecimientos de hostelería tienen permiso para instalar terrazas y qué porcentaje representa en el total de negocios hosteleros. El alcalde, como el mudito de Blancanieves.
Aquí viene de perillas la sátira del clásico: “Quisiera ser regidor, /regidor quisiera ser, para hacer cumplir las leyes/y no cumplir con la Ley”.
¡Toma del frasco, Carrasco!

LAS TERRAZAS DE NUNCA ACABAR

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