La cabeza de Borrell

Cuando la política se aleja de la ética y se deja arrastrar por el cinismo todo encaja. Encaja la decisión que en su día adoptó Sánchez nombrando ministro a Borrell y encaja el impulso actual de signo contrario presionando para que acepte encabezar la lista del PSOE al Parlamento Europeo. Si llegamos a verlo, los separatistas brindarán con cava. Borrell es el ministro de Asuntos Exteriores pero han sido cuestiones interiores enmarcadas en un vigoroso rechazo a las actuaciones de los separatistas las que ha ido dando pie a sus intervenciones parlamentarias más sonadas. Los separatistas le odian porque siempre ha combatido sus falacias políticas. No le perdonan que pese a sus “ocho apellidos catalanes”, ni sea nacionalista ni comulgue con los mitos del milenarismo independentista.

Sánchez le nombró porque contar con él en el Gobierno era una coartada frente a quienes le recordaban que había llegado a Presidencia del Gobierno con el apoyo de los separatistas y que sería cuestión de tiempo que pasaran al cobro la hipoteca. Como acontece en las negociaciones subterráneas para que los diputados de ERC y del PdeCat aprueben el proyecto de Presupuestos. En ese trajín se implicó como correveidile Pablo Iglesias entrevistándose con Oriol Junqueras en la prisión para intentar convencer al líder de Esquerra para que no dejaran a Sánchez en la estacada. No hay acta de aquella entrevista pero por boca del diputado de ERC Gabriel Rufián hemos sabido que aquél día Iglesias llevaba algo más que libros en la mochila. “Podemos nos ofreció la cabeza de Borrell a cambio de nuestro apoyo a los presupuestos”. Como en una película de Peckinpah.

Podemos ha desmentido la supuesta oferta pero dadas las anomalías que caracterizaron aquel encuentro entre rejas quedará para siempre la sospecha. Y, porque no decirlo: todo podía esperarse tras aquella firma en La Moncloa a dos manos entre Sánchez e Iglesias de un proyecto de Presupuestos en el que el logo de Podemos compartía cabecera con el del Gobierno. Lo nunca antes visto. Ignoro si Borrell que en la política europea lo ha sido ya casi todo pudiera tener algún interés en volver a Bruselas. Lo que sí me consta es que su entusiasmo para seguir en el Gobierno que preside Pedro Sánchez es limitado. A la postre, quizá sea ésa la verdadera razón para ceder a las presiones del Presidente del Gobierno y aceptar encabezar la lista de los socialistas en las elecciones europeas.

La cabeza de Borrell

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