Las promesas de Sánchez

En el discurso de la moción de censura  Sánchez se comprometió a convocar elecciones “cuanto antes”. Hoy sabemos que incumplirá su promesa y que ha encontrado una coartada. No será él quien dé por concluida la legislatura; serán sus aliados. Y no será Podemos, serán los partidos que persiguen la independencia de Cataluña. Que son dos y no forman un bloque homogéneo salvo en la cuestión de la ruptura con España. Sánchez se escuda en esa situación para preterir otra de sus promesas: la derogación de la reforma laboral.
El PSOE y los sindicatos hicieron bandera y compromiso de derogar la ley. Tal derogación no se llevará al BOE. También tendremos que irnos haciendo a la idea de que en esta legislatura tampoco veremos prosperar la ley de dependencia. El argumento de Sánchez es que las derechas bloquean la aprobación de los Presupuestos. Otro tanto cabe esperar del impuesto a la banca. Otra de sus promesas cuando volvió a recuperar la secretaria general del PSOE y cuando se presentó a las elecciones y parecía obsesionado tratando de impedir el “sorpasso” de Podemos. Ahora el argumento que maneja es que algunos de sus socios de la moción de censura no le darían su apoyo. Siempre hay una excusa para justificar un incumplimiento y la responsabilidad siempre es ajena. En este caso no son excusas de mal pagador, son argumentos de supervivencia.
Sánchez está encantado de estar dónde está y le molesta que le pregunten cuándo piensa convocar elecciones. Se diría que lo interpreta como una impertinencia. No tiene intención de convocarlas “cuánto antes”. Pese a la descoordinación entre ministerios, las dimisiones de dos ministros y las continuas rectificaciones, si puede aguantar, aguantará. Junio de 2020 es la fecha sobre la que trabaja.
Le ha cogido gusto al cargo. El gusto por el poder lo traía de casa. La de Sánchez es una carrera política atípica. Nadie como él tiene demostrada su ambición. Para llegar a donde ha llegado tuvo que vencer obstáculos que a otro habrían desanimado. Su defenestración en el PSOE, su rebeldía y la lucha que emprendió para doblarles el brazo a los barones da idea de su tenacidad. Y de su ambición. Quería ser presidente como fuera y lo consiguió apoyándose en las fuerzas políticas con las que en su partido no querían tratos.

Las promesas de Sánchez

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