Un PP, sin complejos

Asemejanza de las personas, también los partidos atraviesan por períodos de depresión. Traída por la moción de censura y la pérdida del Gobierno, el PP superó la suya en la Convención Nacional en la que Pablo Casado recibió el apoyo explícito y televisivo de quienes le han precedido al timón del partido: Mariano Rajoy y José María Aznar.

Por razones de estilo y cercanía la presencia de Aznar y el elogio que hizo de la figura de Casado fue el aval para ejercer un liderazgo en el territorio de la derecha que se ha complicado en los últimos tiempos en razón de la fragmentación del electorado. El giro hacia el liberalismo por parte de Ciudadanos y la inopinada irrupción de Vox en el Parlamento andaluz han venido a comprimir al PP por sus flancos. Ni Aznar ni Rajoy tuvieron que competir en los términos en los que la nueva realidad emplazará a Casado.

La cita del 26 de mayo nos ofrecerá una pista acerca de las preferencias del electorado. En política lo que parece, es. La elección de Juanma Moreno como presidente de la Junta de Andalucía refuerza la idea de un cambio de ciclo. Cambio de ciclo que aprovechando las divisiones de los partidos de la izquierda otorga cierta expectativa de ventaja al PP si sabe jugar adecuadamente sus cartas. 

También Ciudadanos puede aprovecharse del viento de cola a condición de que Rivera y Arrimadas muevan ficha y consigan movilizar a los partidarios de la Constitución hoy con claros signos de astenia. Con más diputados, pero con menos votos, los separatistas copan el relato en los medios. 

Volviendo a Casado cabe pensar que atesora serenidad como para no amilanarse ante las insidias que tratan de asimilarle a Vox. Con Casado el PP deja atrás las premiosidades del marianismo y algunos de sus complejos, pero sería un error que insistiera en presentar la aplicación del artículo 155 en Cataluña como una oferta más de su programa. Hay que responder a los hechos, no a las intenciones. Sería penoso que llegado el caso nos viéramos abocados a tener que juzgar a unos por sus fines y a otros por sus métodos.

Un PP, sin complejos

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